Alberto Witvrun.-El nuevo abuso policial en Pachuca que satura las redes y que obligó otra vez al presidente municipal a dar la cara y a reprobar la acción de los agentes de Seguridad Pública, no puede resolverse solo con el cese y la investigación del actuar de los involucrados en este vergonzoso acontecimiento, porque el origen va más allá y requiere de un cambio en la política en este rubro que se mantiene como un flanco débil de la administración.
La pregunta es simple, dónde está la secretaria de Seguridad Pública de Pachuca Adriana Yamillet Salazar Márquez y donde queda el secretario de Seguridad Pública de Hidalgo, Mauricio Delmar Saavedra, porqué guardan silencio cuando son los responsables directos del comportamiento del personal a su cargo, por aquello del convenio que aplica el Mando Coordinado.
Si bien es necesario el deslinde de responsabilidades del personal de reglamento para determinar porqué solicitaron la intervención de la fuerza pública municipal, debe aclararse porque el despliegue policíaco al arribar a la calle de Diamante al menos cinco patrullas para la detención de dos adultos mayores, lo que bien pudo resolverse con una sola patrulla de haber sido necesario.
Es normal que el hilo se reviente por los más delgado y que todo termine con el cese de las y los policías, así como de los inspectores de reglamento, pero lo que queda en evidencia es la capacitación del personal, algo de lo que constantemente presume la secretaria Salazar Márquez que ahora dejo que el presidente municipal asumiera solo la responsabilidad cuando el exceso fue del personal a su cargo.
Para Sergio Baños, es el momento de dar un golpe de timón a su administración, requiere de cambios drásticos para sacar del bache al gobierno municipal, como un cambio en la política y estrategia de seguridad pública y en el manejo de la política interior para una reconciliación con los electores que lo llevaron a la Casa Rule.