Alberto Witvrun.-La presidenta municipal Marisol Ortega López, no sale de un problema y se mete o sus subordinados la sumergen en un lío más y el ayuntamiento de Tepeapulco se ha convertido en un cuento de nunca acabar, ahora por el injustificado despido de una mujer policía que se atrevió a quejarse de los uniformes que le entregaron a la corporación mientras la población acusa falta de servicios, inseguridad e ingobernabilidad.
El ejercicio principal de Ortega López, es la persecución política, empezando por varios de los integrantes de la planilla de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con la que ganó la presidencia municipal, porque simplemente no pertenecen al Clan Universitario de Gerardo Sosa Castelán, su primer objetivo fue y sigue siendo el Síndico Procurador Hacendario Hugo Pérez Ramírez.
Al que desde el primer día de la administración agredió, tratándolo de desalojar de sus oficinas, después aplicándole una sanción administrativa y ahora intentando que la 65 Legislatura le inicie un juicio de procedencia, por un supuesto acto de corrupción en venganza porque un tribunal ordenó su restitución en defensa de sus derechos políticos electorales.
Pero también sigue viva la confrontación con los regidores agredidos durante su informe de gobierno, por manifestarse en su contra mediante una manta, acción por la que ninguno de los agresores fue sancionado, no obstante que hubo diputados locales y federales que fueron testigos de como fueron sacados a empellones a Marcelino Pérez y a Guadalupe Miranda.
Ahora el turno fue para la oficial de Seguridad Pública Municipal María del Carmen Olvera a quien dieron de baja en forma por demás ofensiva, por criticar los uniformes que le acaban de entregar a la población, argumentando insuficiencia presupuestal por lo que están haciendo recortes de personal en esa área o por lo menos es el pretexto del secretario municipal Feliciano Gutiérrez Jurado.
La medida represiva causó malestar en toda la corporación porque aseguran que no hay personal suficiente para garantizar la seguridad pública de Tepeapulco, donde la delincuencia común se ha incrementado notablemente y hay claros indicios de que opera en esa zona por lo menos un grupo de delincuencia organizada, pero es lo que menos importa, porque Marisol Ortega gobierna a base de caprichos.