Alberto Witvrun.-Se cumplieron dos años de la renuncia de Gerardo Sosa Castelán al Partido Revolucionario Institucional (PRI) por el que fue diputado a la 51 Legislatura local y federal en las 58 y 60 legislaturas, presidente del Comité directivo Estatal de 2004 a 2006 donde su sucesor Jorge Rojo García de Alba hijo de su impulsor Jorge Rojo Lugo, le inició un proceso de expulsión que nunca concluyó.
Para entonces había promovido candidaturas en el Partido Social Demócrata (PSD), tenía el Proyecto de la Sociedad Hidalguense (PSH) que quiso convertir en partido estatal e influía en Acción Nacional (PAN), pero se mantenía priista, resentido porque le dieron la diputación federal plurinominal y no la candidatura a senador, que fue para Jesús Murillo Karam.
Acusó no respetaron el acuerdo para aceptar la candidatura a gobernador de Miguel Ángel Osorio Chong en 2005; no lo conformó ni coordinar la diputación federal priista de Hidalgo y confrontó al gobernador, mientras acrecentó su influencia en el PAN sin dejar al PRI, que le permitió desde 1982 el control de su ente de poder político y económico: la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
En 2016 negocia con Dante Delgado, la franquicia de Movimiento Ciudadano (MC) utilizando la estructura de la UAEH hasta convertir en 2017 al presidente del Consejo Estudiantil Jorge Mayorga Olvera en dirigente juvenil y a su hermano Damián en dirigente estatal, pero él se mantenía en el PRI.
En 2017 logró acercamiento con la presidenta de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) Yeidckol Polevnsky quien envió a Gabriel García, Octavio Romero y Abraham Mendoza a negociar con él, ofreció “lana y estructura” por la candidatura al Senado de Julio Menchaca Salazar, quien se negó a cederla.
A cambio logró nueve de 18 candidaturas diputados locales y tres de siete federales; era la construcción de su candidatura a gobernador que buscó tres veces en el PRI, parecía nada lo frenaba; más cuando el 17 de febrero de 2018 logró que López Obrador fuera a su territorio: el Centro de Extensión Universitaria a reunirse con la estructura morenista.
Antes en corto con el hijo de López Obrador, comprometió su renuncia al PRI, tres días después la envió a Enrique Ochoa Reza: “El cambio resulta imposible en una organización que ve en la crítica constructiva una expresión de indisciplina y en el debate abierto una forma de confrontación y enemistad”, le expuso.
Tiempo de algarabía en el Clan Universitario nadie imaginaba que un año después la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) les congelaría 151 millones de dólares y que a dos años de su renuncia al PRI, enfrente un proceso penal que marca el fin de su carrera política iniciada en 1980 cuando Jorge Rojo Lugo lo impuso como secretario general del Sindicato Burócrata.