Alberto Witvrun.-En un proceso no oficial que evoca a los peores fantasmas de la antidemocracia que pueden conducir a la inseguridad de sus simpatizantes y a agravar la inestabilidad de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) el puñado de aspirantes a la candidatura al gobierno de Hidalgo, amotinados buscan afanosamente afianzar su posicionamiento e incrementar sus bonos, tras el silencioso banderazo, dado en la capital del país.
Porque existen varias tentativas soterradas de grupos y personajes que quieren para ellos la candidatura sin importar descrédito o utilizar el clientelismo y la corrupción para conseguir su objetivo, como lo hace el Clan Universitario que festina por adelantado la liberación de su jefe máximo Gerardo Sosa Castelán, encarcelado desde hace un año por delitos fincados por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
Ante estos desvaríos avalados por la dirigencia nacional, hay voces de toda clase que reclaman para sí la postulación envolviéndose en la bandera de la Cuarta Transformación, aunque pongan en práctica viejos vicios, que a pesar de la narrativa presidencial no le ha dado al país un nuevo rumbo o por lo menos más limpio y democrático, porque las esperanzas depositadas en este proyecto solo se cumplieron en parte.
Porque si bien son muchos los aspirantes, de ellos pocos pueden ofrecer una alternativa seria, diferente a los hidalguenses, no una trasnochada ideología que se enfrentaría con la realidad, porque no bastará con subirse a la sinergia de Morena, tendrá que haber una oferta real y un perfil adecuado, porque en Morena tienen la experiencia negativa de equivocarse en las características del candidato.
La propuesta tienen que venir no solo para quienes habitan las zonas económicamente deprimidas; las áreas urbanas y suburbanas maltratadas en todos sentidos por la pandemia requieren también atención y en la próxima elección las clases medias jugarán un papel importante más allá de lo que digan las empresas encuestadoras, por eso Morena debe corregir o controlar su proceso interno, porque el peligro de que más de uno de los no favorecidos buscarán alternativas o buscarán un doble juego como lo acostumbra el clan de Gerardo Sosa.