Alberto Witvrun.-A cinco meses de la jornada electoral en la que fueron electos 82 de los 84 ayuntamientos de Hidalgo, los daños colaterales empiezan a evaluarse, algunos realizan ajustes y dan golpes de timón pero otros heridos y lesionados no se pueden recuperar de la aventura electoral en la que se metieron como sucedió en Pachuca con el Movimiento Antorchista, que hizo suyo el sistema de plantones para presionar a gobiernos, siempre amenazando con la movilización de miles de militantes.
En Pachuca eran normales los plantones frente al ayuntamiento o gobierno del estado con manteados, equipo de sonido con música a todo volumen, pero apenas una docena de militantes que buscan aparentar que eran muchos más, para luego realizar marchas por las principales arterias exigiendo obras y recursos, siempre que se acercaban fechas como la celebración del 15 de Septiembre.
Producto de los intereses generados por su dirigente estatal Guadalupe Orona Urías con Ricardo Crespo Arroyo durante la etapa priista del ahora regidor independiente de Pachuca, fue que aceptó ser candidata suplente a la presidencia municipal de la capital, proyecto que aseguraron les daría un fuerte posicionamiento y llegaron a asegura que estaban en condiciones de ganar el ayuntamiento capitalino.
Pero la realidad fue otra, la fórmula Arroyo Crespo-Orona Urías, alcanzó más de 8 mil votos y se estima que la mayoría de ellos son capital del ex presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), hay quien estima que el Movimiento Antorchista aportó una cantidad de alrededor de 2 mil 500 votos, cuando ha sostenido que en Pachuca tiene más de diez mil afiliados.
Lo reflejado en las urnas, prueban que esta organización ha espantado a los gobiernos municipales y estatal con el petate del muerto, porque no representa lo que dice representar ni tiene la afiliación que dice tener, lo que es un alto costo a la aventura electoral de su dirigente Guadalupe Orona, que sin duda perdió interlocución con las autoridades estatales y municipales.