Alberto Witvrun.- El ejercicio de los legisladores locales priistas de irse antes del embate y afán vengativo de
la secretaria general Carolina Viggiano que era cuestión de días para arrasar con todo lo
que huela a fayadismo y sacar a insulto y patada a quienes ocupan el PRI estatal, se
convierte en la máxima expresión de AntroPRIfagia.
Algo que en los últimos cuatro lustros fue común en la cúpula tricolor, al devorarse entre
sí para mantener el poder sin importar la militancia que observó y observa desilusionada
como el partido de sus antepasados se desmorona en aras de intereses de grupos y
personales que generaron a la par grandes fortunas.
La historia reciente marca que a partir de 1999 las rebeliones se manifestaron en el
Congreso, baste recordar a los leales a José Guadarrama que perdió la candidatura con
Manuel Ángel Núñez, unirse a la oposición para quitarle la coordinación a Jorge Rocha; no
lo consiguieron por un voto, inaugurándose la AntroPRIfagia, que terminó tres años
después al pasarse al PRD.
Otra fue a inicios de 2018 cuando Canek Vázquez, dejó al grupo parlamentario del PRI,
para crear un grupo independiente al que se sumaron otros legisladores incluso un
panista, ante la falta de respuestas a compromisos políticos del gobierno de Omar Fayad,
que terminó con la incorporación del ex dirigente nacional de la juventud priista a
Morena.
Dos años antes las diferencias entre el gobernador Francisco Olvera, el candidato Omar
Fayad y el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio, derivaron en una derrota en 63
de los 84 municipios y un crecimiento ficticio de Encuentro Social que ganó ocho
municipios, práctica antroPRIfagica de alto costo para el priismo.
El clímax fue en la selección de la candidatura a gobernador donde salieron a relucir los
odios de años entre Viggiano y Fayad, así la primera perdió ganando la postulación al
sufrir una estruendosa derrota, por lo que quiere cobrar venganza y destrozar, devorar
toda manifestación de fayadismo.
Todo finalmente arroja dos verdades: el PRI en vez de corregir y tocar fondo intensifica su
caída vertical y cuanto más espacio confisca la dirigencia nacional más crece su perdida de
militancia, las conclusiones es que lo que importa es quedarse con la estructura no la
militancia y lo bueno para Hidalgo es su contribución a la gobernabilidad porque la
postura de grupo parlamentario independiente tendrá que ver con intereses locales no
nacionales.
