Alberto Witvrun.- La mayordomía política en Hidalgo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) insiste en negar la debacle que todos ven e insiste en que su administración de talentos y bienes
está salvaguardada, que no tienen crisis financiera, que cuentan con un padrón de 109 mil
afiliados y sobre todo niegan esta última vez que el ex gobernador José Francisco Olvera
Ruiz y el ex dirigente estatal José Antonio Rojo García de Alba tengan intenciones de
renunciar a su militancia.
En sus más recientes declaraciones Marco Antonio Mendoza Bustamante habla por estos
personajes que son de los pocos activos que le quedan al tricolor, habla de que ya pagaron
20 millones de pesos en multas heredadas, pero no menciona que tienen pendientes de
cubrir por lo menos cinco laudos de juicios laborales que le significan una deuda de no
menos de cuatro millones de pesos.
Pero además muestra su falta de contacto con amplios sectores del priismo y muestra que
no conoce o no le interesa la diplomacia política, al no enviar representación de la
dirigencia estatal al aniversario del Natalicio de Javier Rojo Gómez, al que no se requería
de una invitación especial, porque quien convoca por decreto es el gobierno estatal para
rendir homenaje a un ilustre hidalguense.
El mensaje no sólo fue equivocado, era la oportunidad para conocer de viva voz los
proyectos de los hermanos Jorge y José Antonio Rojo García de Alba, que le guste o no a
su jefa política siguen teniendo un peso especifico en el priismo hidalguense por lo que
significa en la historia de ese instituto los apellidos Rojo y Lugo, legado que nadie puede
arrebatarles, además de lealtad y disciplina partidista mostrada los últimos 4 lustros.
Y mientras Mendoza Bustamante ofrece versiones sobre estos personajes que hasta ahora
mantienen su afiliación priista, desconoce que sucede en realidad; así a uno de ellos en
una reunión de amigos hablando sobre las condiciones existentes en el PRI, puntualizó:
“No me quiero ir, me tengo que ir”.
