Alberto Witvrun.- Parecía una buena señal la tomada de café entre el responsable de la política interior de Hidalgo Guillermo Olivares Reyna y el senador morenista Cuauhtémoc Ochoa Fernández en el negocio de la familia Tello Vargas en el nada populoso Valle de San Javier, por las diferencias políticas entre ellos que han generado tensión en la clase política en el poder de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el año de la Revocación de Mandato.
Apenas se conoció el encuentro del miércoles pasado, la percepción es que había ganado la civilidad y madures política, con esta señal de ambos personajes, pero el desencanto vino el fin de semana durante la gira del legislador morenista por la Huasteca, para dar seguimiento a los compromisos contraídos durante y después de su campaña; porque no se vieron los efectos de la reunión.
Hubo presidentes municipales que no atendieron la invitación, lo que fue interpretado por el equipo del presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara Alta, como que se mantuvo la “orden” a los alcaldes denunciada hace unas semanas de no acercarse a Ochoa Fernández que mantiene una intensa campaña de posicionamiento al interior de las bases morenistas, como parte esencial de su proyecto político hacia el 2030.
Las lanzas siguen rotas siguen rotas, el encuentro de Café Madero, fue pura diplomacia, no fue fumada de la pipa de la paz, aunque se reconoce entre los morenistas que fue un avance el que se hayan reunido, ahora hay quienes no vieron con buenos ojos la visita del senador morenista a la Huasteca.
Así que nadie se sorprenda si el diputado federal Daniel Andrade Zurutuza, realiza a pedido o por iniciativa propia una o varias concentraciones los siguientes días, para tratar de contrarrestar la visita de Cuauhtémoc Ochoa y demostrar que su grupo político es, dirían en el barrio, quien rifa en la franja norte de Hidalgo.
