Alberto Witvrun.-Al cumplirse el segundo aniversario luctuoso del Viernes Negro en San Primitivo, Tlahuelilpan, una triste tragedia provocada por la extracción ilegal de hidrocarburos que cobró 137 víctimas, se consolida el triunfo del Huachicol sobre el gobierno federal que el presidente a mediados de este año dijo que estaba prácticamente erradicado, lo cierto es que Hidalgo es el mejor ejemplo de que no es así.
En la región de la tragedia la actividad huachicolera nunca se suspendió, por el contrario en estos 24 meses la violencia se intensificó en Progreso, Tepetitlán, Mixquihuala, Tezontepec de Aldama y Tula por el control de la extracción, las ejecuciones se han registrado a plena luz del día, pero no solo en esa zona en Hidalgo, este delito creció en los municipios de Cuautepec de Hinojosa y Santiago Tulantepec.
El cierre de ductos que provocó deficiencias en el abasto y la polémica adquisición de pipas para restablecer el suministro de combustibles e incrementar la vigilancia de los ductos al Ejército Mexicano y a la Guardia Nacional, no ha logrado frenar a los grupos de la delincuencia organizada que siguen comercializando el combustible robado a un precio por debajo del que establece el mercado.
En zonas urbana como Pachuca y Tulancingo, el combustible se vende entre 10 y 13 pesos litro, aunque se asegura que los mercados importantes son en zonas interestatales como ejemplo donde confluyen los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz y Tamaulipas, ante la incapacidad del gobierno federal y la impotencia de los gobiernos estatales de registrar un incremento en la violencia.
El Huachicol es un revés para el gobierno federal que desplegó una serie de acciones como parte de su lucha contra la corrupción incluso al interior de Petróleos Mexicanos (Pemex) desde donde se aseguró había cómplices y operadores de los principales grupos dedicados a esta ilícita actividad, mientras como testimonio quedan una cuantas cruces que recuerdan el Viernes Negro.