Alberto Witvrun.-Apenas se anuló el proceso electoral de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Hidalgo se inició una cacería interna que no arrojará buenos resultados para la institucionalidad interna de este partido político porque arreciaron las críticas y descalificaciones que confirman que padecen el síndrome del sol azteca, al constituirse grupos tribales que pelean por posiciones estratégicas.
En estas semanas de convulsión morenista quien quedó exhibido fue el delegado de la Secretaría de Bienestar el médico Abraham Mendoza Zenteno a quien sus adversarios internos le dan hasta con la cubeta y si eso no fuera suficiente recibió la ayuda de una de sus cercanas colaboradoras quien fue atrapada por el alcoholímetro, en el que puede caer en cualquier ciudadano que combina las bebidas etílicas con el volante.
Denuncias y quejas llegan a la calle de José María Iglesias en Pachuca, como cascada acusando a coordinadores regionales como Siervos de la Nación de actos de corrupción, los primeros por coaccionar el voto previo al proceso interno de Morena, que de nada sirvió porque el proceso fue anulado por el Tribunal Electoral y los segundos por pedir moches de 500 a mil pesos a los ciudadanos, para incluirlos en los programas sociales.
Un viejo conocido de Mendoza Zenteno al solicitarle su opinión sobre el delegado de Bienestar, luego de retirarse los lentes, se froto el rostro con ambas manos y expreso un sentido “qué manera desperdiciar oportunidades y capital político” aunque aseguró que difícilmente lo moverán porque tiene la simpatía del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los ataques no han sido exclusivamente dirigidos a Abraham Mendoza, el senador Julio Menchaca Salazar, Canek Vázquez Góngora y Gerardo Sosa Castelán, también están en la danza de las descalificaciones, en un ambiente que a veces parece ser de todos contra todos y no se ve que puedan construir un partido que sume y donde se respete la institucionalidad, porque privan los intereses personales y las acusaciones de traición.
En suma es temporada de cacería en Morena, donde se pasa de cazador a presa y de presa a cazador, nadie puede permitirse un traspiés porque en el piso no faltará quien lo tunda a patadas y conforme avanza el calendario y se acercan las fechas para definir posiciones y candidaturas la tensión crece y no se ve quien pueda meter orden y armonía.