Alberto Witvrun.-En 1985 el periodista recientemente fallecido Anselmo Estrada Alburquerque editó un original periódico: El Zimapense, en él reseño los problemas de salud pública en el municipio de Zimapán enclavado en la Sierra Gorda; por lo que calificó como veneno llamado agua, reseñó: pozo perforado, el mismo por profundo que fuera contenía grandes cantidades de arsénico y otros metales pesados, provocado por la actividad minera, que explotaba principalmente cobre, prácticamente a cielo abierto.
Gobernaba en esos tiempos el empresario Romualdo Sánchez Lozano que intentó poner solución al problema infructuosamente, años después como reportero del diario Nuevo Día, acudí a ese municipio y el problema se mantenía, para 1987 fue la principal demanda presentada al candidato a gobernador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Adolfo Lugo Verduzco.
Surgió la posibilidad de perforar pozos profundos en el vecino Tasquillo para surtir agua limpia a un alto porcentaje de sus 80 barrios y comunidades, pero fue insuficiente, así que 33 años después el problema no ha sido resuelto y la salud de los zimapenses sigue pendiendo de un hilo, no obstante que la gigantesca hidroeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está asentada gran parte, en su territorio.
El tema en 2010, volvió a cobrar vigencia por ser una de sus promesas de campaña del perredista José María Lozano Moreno, que encabezó la lucha contra la instalación del confinamiento de residuos peligrosos, pero tampoco pudo resolver el problema del agua contaminada que ahora vuelve a ser la demanda central de los zimapenses, cuya salud está en permanente peligro porque el agua contiene .086 partículas por millón cuando el límite es de .025 que ubica a Zimapán con el segundo lugar mundial con el agua más contaminada por arsénico, solo debajo de Bangladesh.
Desde que en 1985, denunció este acontecimiento +Anselmo Estrada en su periódico El Zimapense y Romualdo Sánchez era alcalde, han pasado once presidentes municipales y siete gobernadores, sin una solución definitiva a la problemática del agua envenenada, y Erik Marte Rivera Villanueva, tampoco lo resolverá, porque está más preocupado por la cascada de cuestionamientos sobre su administración que van desde malos manejos hasta la relación de algunos de sus funcionarios con grupos delincuenciales.