Alberto Witvrun.-Que siempre sí la jueza de Distrito especializada en el Sistema Penal Acusatorio del Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Sur de la Ciudad de México, obsequió la orden de aprehensión en contra de Gerardo Sosa Castelán presidente del Patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) que se supone está relacionada con el proceso que sigue la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP) por posibles actos de corrupción en el manejo recursos financieros.
De otra forma no se puede explicar que el jefe del Clan Sosa no hay interpuesto el juicio de Amparo Indirecto Penal número 379/2019 en la Mesa IX del Juzgado Primero de Distrito de Amparo en Materia Penal de la Ciudad de México contra alguna orden de citación, para lo cual se tiene programada una audiencia constitucional el 21 de junio, donde se definirá si la suspensión provisional tiene continuidad o se le niega; lo cierto es que la tensión se mantiene al interior del grupo que controla a la UAEH.
Si bien el rector Adolfo Pontigo Loyola emitió un comunicado o fue emitido a su nombre con membrete de la UAEH negó que hubiese orden de aprehensión alguna, lo que fue muy aventurado porque ninguna corporación policial de las llamadas de investigación, van a enviar un comunicado para anunciar que van tras algún personaje o algún delincuente, es obvio que la autoridad no tenía ni tiene porque ponerlos en alerta.
En este escenario en lo que son peras o son manzanas, Gerardo Sosa Castelán, desapareció de la escena y decidió ampararse, seguramente atendiendo las indicaciones de su abogado el reconocido penalista Juan Velázquez; no solo por eso hay quien asegura que al igual que hace 30 años en que se habían girado ordenes de aprehensión estas del fuero común en contra de él y de su hermano Agustín, al relacionárseles con la banda de El Edy, esta no desaparecerá pero difícilmente se cumplimentara.
Lo cierto es que estos dardos legales siguen deteriorando su imagen y lo grave para el clan de Gerardo Sosa y particularmente para él, es que no encuentran la forma de revertirlo porque su choque frontal con el gobernador Omar Fayad Meneses, pasa a segundo término y no tiene a quien culpar más que a sus operadores financieros, que no previeron que los movimientos bancarios fuera a provocar un alerta internacional de un posible lavado de dinero.