Alberto Witvrun.- Sorprendió que la visita segunda en este gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador haya sido con la cuidadosa asistencia de quienes forman parte de la estructura de Servidores de la Nación, que el operativo de seguridad haya sido meticuloso para evitar algún colado de los medios de comunicación y que lo asistentes no pudieran grabar ni
audio ni imágenes del encuentro.
Claro que menos se invitó a políticos o funcionarios que militan en otros partidos, era la
estructura morenista a quien el mandatario quería dirigirse, de lo que pudo saberse pidió
a los asistentes cumplir puntualmente con los programas sociales, con la entrega
oportuna de becas y apoyos directos a madres solteras y adultos mayores, que no haya un
solo desvío ni retraso.
Se pudiera decir que fue la revista de un jefe a su ejército a sus efectivos, a los que los
siguientes casi 18 meses darán la batalla para consolidar la base social del presidente que
quiere llevar a buen puerto su proyecto, lo que no será posible si no ganan las elecciones
en el 2024 y el panorama no es halagador como parece porque difícilmente habrá unidad
entre las facciones que impulsan a los cuatro personajes que quieren sucederlo.
Quien parece su carta favorita, no termina de posicionarse, quien es responsable de la
política interior se fortalece y puede tener dialogo con los otros dos, uno de ellos
incorporado por temor a la división del voto como en Coahuila y que como estructura
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no se consolidó por el contrario padece
del síndrome del Sol Azteca, esta fraccionado no en tribus, pero si en cofradías.
Nadie a pesar de la popularidad del presidente puede sostener que Morena ganará el
2024 o que el triunfo será contundente como en 2018, así que la estructura de activistas
tiene que ser fortalecida, aceitada, porque el responsable de ello en Hidalgo desde hace
cuatro años no realizó el trabajo esperado, tiene sus intereses propios y no quiere
obedecer a la jefatura política de Hidalgo.
