Alberto Witvrun.-Aun cuando podía permanecer hasta noviembre como presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional (PRI) apenas entregó resultados de la encuesta, Leoncio Pineda Godos, empacó sus objetos personales para dejar el campo libre a las decisiones de la jefatura política tricolor, que en Hidalgo requiere ajustes para retener la gubernatura en 2022, pero antes recuperar terreno en las elecciones estatales y federales intermedias.
A Pineda Godos le toco la etapa más difícil para el priismo por la ola que generó Andrés Manuel López Obrador y la “AntroPRIfagia” como se denomina a este fenómeno derivado de las no tan silenciosas pugnas entre los más destacados personajes políticos priistas hidalguenses y que fue otro factor de la derrota tricolor en las pasadas elecciones.
Al inicio del sexenio peñista se habló del Paste Power o Grupo Hidalgo, identificando a Miguel Ángel Osorio Chong y Jesús Murillo Karam, nada más alejado de la realidad porque si bien fueron cercanos a Enrique Peña Nieto, llegaron por diferentes vía y hubo diferencias entre ellos que repercutieron en la política estatal.
La práctica de devorarse entre ellos, se acendró con la llegada de Francisco Olvera Ruiz al gobierno por voluntad de Osorio Chong, porque el subgrupo olverista no quiso aceptar la jefatura osorista y se registró abierta confrontación entre secretarios estatales y delegados federales, no se diga al postular candidatos a cargos de elección popular.
La etapa más radical de la “AntroPRIfagia” llegó con la sucesión de Olvera Ruiz, que se opuso a la candidatura de Omar Fayad Meneses y jugó con el apoyo a David Penchyna Grub, buscando polarizar, para llevar a la postulación a Fernando Moctezuma Pereda, quien nunca alcanzó 5 puntos en las encuestas; mientras Nuvia Mayorga Delgado se retiró de la contienda para no conflictuar más el escenario.
Olvera Ruiz en esa encarnizada lucha, armó un boicot mediático que no todos atendieron y retó a corriente osoristas, que en el mejor de los casos optaron el Partido Encuentro Social (PES) en ese momento bajo la tutela del entonces secretario de Gobernación, al grado de lograr 7 ayuntamientos, dos de ellos estratégicos: Huejutla y Actopan.
Otro ejemplo fue Ixmiquilpan, donde hubo apoyos y operación política a favor de los hermanos Charrez Pedraza, para impedir que Facundo Guerrero, compadre de Francisco Olvera, ganara el ayuntamiento; en suma esa elección fue una lucha entre facciones priistas utilizando no solo al PES, también a otros partidos, lo que dividió al PRI.
Personajes y corrientes afectados por decisiones de la jefatura política, derivadas de los resultados electorales de hace dos años, hoy quieren su propio juego; así en este circo romano, Pineda Godos sorteó los procesos interno y constitucional; al final sostuvo a gran parte de la estructura aunque las condiciones no fueron las óptimas para la reconciliación.
Ahora se habla de que la secretaria general Erika Rodríguez, asumirá la presidencia, solo para lanzar la convocatoria y elegir dirigencia, para la que se mencionan a Sayonara Vargas, Citlalli Jaramillo y Víctor Velasco, sin descartar una sorpresa; a quien favorezca la decisión, tendrá una tarea difícil, pero debe tener la aprobación del gobernador y dialogo con todos los actores, para que el proyecto de retener el gobierno, sea viable.