Alberto Witvrun.- Ante los últimos acontecimientos en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que tiene
daños colaterales en Hidalgo en las últimas semanas inició un movimiento en por lo
menos una veintena de municipios donde personajes y estructuras abandonadas a su
suerte sin renunciar a su militancia buscan mantener vivo por voluntad y recursos propios
a su instituto político.
El principio que los mueve es que en las circunstancias actuales no tienen que rendir
cuentas a nadie al no existir un jefe político que asumía el gobernador en turno además de
que no hay cúpula con autoridad moral para ordenarles u orientar trabajos en cada una de
esas municipalidades en suma están libres incluso de compromisos y están dispuestos a
rebelarse de la dirigencia estatal.
En esta corriente no le asignan jefatura a ninguno de los ex gobernadores y no aceptan ser
coordinados por la dirigencia estatal, donde dicen existen hasta disputas por los espacios
físicos del inmueble de bulevar Colosio donde la ex diputada Yareli Melo Rodríguez se
niega a desocupar las oficinas de la secretaría general que debe ocupar Victoria Eugenia
Méndez Márquez que regresó al cargo luego de ocupar temporalmente el escaño en San
Lázaro de Carolina Viggiano Austria.
Para integrantes de esta rebelión de terciopelo llamada así porque tienen el compromiso
de mantenerse en el PRI, pero actuar de manera independiente para mantener
estructuras y dar la pelea en los siguientes procesos electorales, lo anterior es una
muestra de que no hay liderazgos que se tengan que respetar, cuando además en las
cúpulas solo prevalecen los intereses personales o de grupo.
Este movimiento de un PRI de bases es quien puede dar triunfos e iniciar una
recuperación sin ataduras, sin participar en las pugnas que sostienen en las alturas
personajes como Miguel Ángel Osorio Chong, Omar Fayad Meneses y Carolina Viggiano
Austria, que pueden seguir con sus reyertas personales, mientras ellos recuperan a su
partido.
