Alberto Witvrun.-Descubierta que fue hace unas semanas la estrategia de abuchear a los gobernadores de los estados del país que visita el presidente Andrés Manuel López Obrador, para mediáticamente permitir al mandatario mexicano aparecer como un conciliador los titulares de los ejecutivos estatales tomaron su previsiones para evitar estas incómodas situaciones, como sucedió en Hidalgo en las últimas dos giras del tabasqueño.
En Tula de Allende durante la ceremonia del aniversario de la Expropiación Petrolera, se registró una fuerte guerra de las porras, era claro que un grupo conformado por militantes morenistas, estudiantes y académicos de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) abuchearon al gobernador Omar Fayad Meneses mientras otro pro gobernador acallaron esas “protestas” con porras al mandatario hidalguense.
Se acusó que se montó una franja de “porristas” y se llenó de “acarreados” la primera franja del evento para que el presidente no se percatara de las protestas en contra del gobierno estatal, como sea en el presídium se respiró un clima de cordialidad, aunque hay quien jura que López Obrador no se la cree y lo que busca es evitar confrontaciones innecesarias, pero camina por el país con desconfianza.
El viernes en Huejutla, se apreció una operación más quirúrgica por parte del gobierno del estado, que al interior se le atribuye al secretario de Gobierno Simón Vargas Aguilar, primero se ocupó todo el frente del evento en la plaza Revolución Mexicana con una grupo de alrededor de 500 adultos mayores, que abrió una amplia franja entre el templete montado a los pies del reloj y las gradas para los “porristas” de uno y otro bando.
Pero no solo, el oficio priista apareció cuando un nutrido grupo de cenecistas eliminó las vallas y se ubicaron estratégicamente frente a las tribunas montadas y cuando los morenistas “invitados” se dieron cuenta quedaron hasta atrás, casi en el kiosco y otros en las calles aledañas y por más que quisieron no pudieron cumplir con la consigna de abuchear al gobernador.
Previamente se realizaron pintas en el transporte e incluso en algunas bardas para darle la bienvenida a los dos mandatarios, anulando un mensaje que circuló asegurando que se preparaba un abucheo en contra de López Obrador, lo que jamás sucedió por el contrario los grupos priistas los aplaudieron, haciendo quedar mal a quienes querían lo contrario para alimentar la confrontación entre el gobierno estatal y el grupo corporativo de Gerardo Sosa, que no Morena como partido. Así quedó claro quien comió más pinole.