A pesar del optimismo que derraman personajes como Carolina Viggiano Austria, el ex
gobernador Francisco Olvera Ruiz y Marco Antonio Mendoza Bustamante, mayordomo
político de la doblemente candidata a la Cámara Alta el 2 de junio, el 2 de junio quedará
de manifiesto su vertical caída en las preferencias electorales con apenas una decena de
triunfos y un voto duro que oscilará entre los 160 y 180 mil votos, es decir un 40 por
ciento menos que en el 2022.
En la elección de gobernador hace dos años, el PRI consiguió 260 mil votos, los restantes
80 mil se los dieron a la candidata a la gobernatura los partidos Acción Nacional y de la
Revolución Democrática (PRD) y los triunfos municipales que logren se deberán a los
esfuerzos locales y en especial a quienes no comulgan con el grupo viggianista y se
mantienen sin aceptar el pseudo liderazgo Mendoza Bustamante.
De mantener esa suma de sufragios y no ocurrir algo extraordinario es factible que
Carolina Viggiano alcance la ansiada curul en la cámara alta como primera minoría, de no
ser así esta protegida al simultáneamente encabezar la lista de representación
proporcional, pero aquí quien pierde es su suplente por mayoría relativa Geraldina García
Gordillo, quien realiza una intensa campaña con agenda propia.
Porque al dejar Carolina Viggiano libre la senaduría de representación proporcional, esta
curul la ocupará su suplente, una diputada federal campechana allegada al presidente
nacional del PRI Alejandro Moreno Cárdenas, en unja estrategia para sin importar el
resultado de la elección presidencial, este grupo sobrevivirá y podrá negociar sus votos en
el Congreso de la Unión, si gana Claudia Sheinbaum.
En este escenario al PRI solo le quedará hacer hasta lo imposible por conseguir el segundo
lugar para tener la senaduría de primera minoría, aunque tiene la seria competencia del
Partido Nueva Alianza Hidalgo (Panalh) que aspira a los 150 mil votos o más, de cumplirse
estos resultados también se consolidará un PRI opositor al grupo viggianista.
