Alberto Witvrun.-Conmocionó a un amplio sector de la sociedad pachuqueña el fallecimiento del empresario Francisco Valle Gasca víctima de la pandemia, no por ser el propietario de la exitosa cadena, Pastes Kikos que logró traspasar fronteras con una sucursal en Nueva York, pero más por su bonhomía y compromiso social con los que menos tienen, por quienes vio de muchas formas.
Paco Valle como se le conoce fue producto de la cultura del esfuerzo, su madre Lucina Gasca sacó adelante a sus hijos con una taquería que estaba sobre la calle de Hidalgo a una escasa cuadra del mercado Primero de Mayo, donde más adelante se instalaría uno de los primeros expendios de Pastes Kikos, mientras él de estudiante fue operador de un taxi, con lo que contribuía a la economía familiar.
Con el tiempo su visión empresarial convirtió a su empresa en cadena generando cientos de empleos, lo que le permitió incursionar en otros sectores, pero sin descuidar apoyos a asociaciones y personas en situación crítica, hasta crear la fundación que lleva el nombre de su madre, para apoyar a mujeres y niños.
Lo paradójico e injusto de la pandemia que afecta a todo el mundo, es que él hace unos meses, adquirió medicamentos que se utilizan en el tratamiento del Covid-19 y los regalaba a quien lo solicitaba en un acción humanitaria más de su parte, nadie podía predecir que el sería contagiado y que perdería la batalla con el Coronavirus, a pesar de que nunca fumó ni ingirió bebidas alcohólicas.
Alumno de la Escuela Secundaria Federal Uno y de la Preparatoria Uno, quienes lo conocen desde esa época, sostienen que fue una persona a quien caracterizaba la nobleza; lo que deja de enseñanza es que como sociedad no se debe bajar la guardia y mantener las medidas de las autoridades sanitarias para contribuir a contener la pandemia, nadie está exento.