Alberto Witvrun.-El trágico accidente que unos días antes de concluir 2018 arrebató la vida a la gobernadora de Puebla Erika Alonso Hidalgo y a su esposo el senador Rafael Moreno Valle Rosas, tiene efectos directos en el panismo hidalguense que se había convertido en uno de los bastiones del ex gobernador que sin recato alguno apoyo a la pandilla de Asael Hernández Cerón, no sólo también dio su respaldo al dos veces candidato a gobernador Francisco Xavier Berganza Escorza.
No es un secreto para el panismo y menos para quienes militan en la Unión Nacional Ciudadana El Maquío (UNCI) que el presidente electo del Comité Directivo Estatal (CDE) Cornelio García Villanueva, contó con apoyo financiero poblano a través de Asael Hernández que desde que aspiró a la dirigencia estatal panista, nunca negó serle leal a Moreno Valle Rosas.
Quien tenía como estrategia apoderarse del mayor número de dirigencias estatales para crear una estructura que le hiciera contrapeso al presidente nacional Marko Cortés y empezar a construir su candidatura presidencial en 2024, proyecto truncado por el accidente aéreo, que desató polémica, por la postura previa y posterior del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Por lo pronto los enemigos del grupo asaelista, velan armas, porque si bien ganó las elecciones el dos de diciembre de 2018, existe una impugnación del candidato perdedor Prisco Manuel Gutiérrez, ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y sin la protección de Moreno Valle, las condiciones para el diputado local que con ese apoyo quería construir su candidatura al gobierno de Hidalgo en 2022.
La estrategia del grupo asaelista tiene que cambiar, tarea nada fácil dada su actitud pendenciera, que le acarrea no sólo adversarios, también enemigos que ven en su orfandad política la posibilidad de mermar su fuerza y pelearle posiciones en los siguientes procesos electorales.