Alberto Witvrun.-El enojo de los damnificados con las inundaciones agravado porque a 24 horas de la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador a Tula de Allende, la delegación de Bienestar solo les dio 10 mil pesos de los 35 mil prometidos se reflejó en protestas en contra del mandatario en su paso al lugar del evento donde se evaluaron las acciones de apoyo a la población afectada por el desbordamiento de ríos.
“Señor Obrador Tula perdió todo su esplendor, señor presidente hágase presente, su voz queremos escuchar con 10 mil no nos va a alcanzar…” fueron los canticos de los damnificados a las afueras del evento, mientras enarbolaban pancartas y mantas de protesta, antes otro grupo intento cerrar el paso al convoy con gritos de “que se baje” y “bájenlo, bájenlo”.
De este nuevo incidente, fue responsabilizado directamente por los inconformes el delegado de la Secretaría de Bienestar Abraham Mendoza Zenteno, aunque también corrió la versión de que parte de esto fue “armado” para afectar sus aspiraciones como aspirante a la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a gobernador de Hidalgo, que agudiza la guerra sucia al interior de este partido.
Esto se aúna al malestar en los municipios serranos afectados por el huracán Grace, porque la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no ha entregado a todos los damnificados los electrodomésticos que prometió el presidente a quienes resultaron afectados por el fenómeno natural, con el argumento de que en el mercado nacional no hay productos suficientes para atender el compromiso.
Como sea se han vuelto normales las manifestaciones en contra del mandatario, sucedió en Chiapas, luego en Puebla, ahora en Tula, lo que resulta preocupante porque la garantizar la integridad del mandatario es un tema de seguridad nacional y la estrategia en la logística en esta materia es altamente deficiente, algo que no se quiere entender porque en las legitimas protestas de ciudadanos inconformes se puede colar alguien que obedezca a otro tipo de intereses.