Arturo G. Alanis. Sierra Gorda.- Cuando se estimó que el incendio forestal en la Sierra Gorda estaba controlado en 50 por ciento, para los vecinos sigue fuera de control porque se extendió a La Mesa de la Cebada, Jacala luego de cuatro días de iniciado en el cerro Cangandhó, El Cobre, Nicolás Flores y avanzó a La Encarnación, Zimapán.
Vecinos de comunidades cercanas intensifican llamados para que se haga llegar más ayuda humanitaria, herramientas, combustibles y víveres, porque ese tipo de recursos no ha sido suficiente, por las difíciles condiciones del terreno y el fuerte viento que constantemente reaviva las llamas.
En videos que circulan en redes sociales, personas afectadas piden a los gobiernos federal y estatal no escatimen recursos y envíen un helicóptero, para atacar directamente al fuego, pues la aeronave que sobrevoló la zona sólo fue utilizada para una inspección ocular.
No hay cifras oficiales sobre la extensión siniestrada, pero testigos señalan que el incendio carbonizó más de la mitad del cerro de El Cangandhó, uno de los principales pulmones de la comarca, pero que igual sufrían voluntarios en Villa Juárez, porque el fuego se les salía de control.
La Mesa de la Cebada se queda sin parte de sus bosques, lo que alentaba a brigadistas para intensificar acciones de sofocamiento, en su pretensión de rescatar el paraje conocido como El Tejocote; mientras mujeres de la comunidad preparan comida y agua, para los voluntarios.
A pesar de la grave situación, hay llamados a no alarmarse a vecinos de La Mesa de la Cebada, pues, en caso de que saliera más de las manos el incendio, se dispone de transporte y puntos de reunión para una evacuación.