Alberto Witvrun.- Conforme se abren caminos y se aprecia la magnitud de los daños ocasionados por el
fenómeno meteorológico particularmente en la región Otomí – Tepehua, se levantan
nuevas dudas y se encienden las luces rojas sobre el peligro por venir en materia de salud
pública de no adoptarse desde ahora una estrategia sanitaria porque está en riesgo la
salud de miles de habitantes.
La emergencia se centra en los daños a la infraestructura, en las muertes y en las familias
que lo perdieron todo, pero la acción del gobierno no puede quedarse en eso, se tiene
que hacer análisis del riesgo epidemiológico por los centenares de animales muertos,
basura y desechos que se acumulan en lo que quedó de calles de un sinnúmero de
comunidades que se empiezan a convertir en focos de infección.
Porque es una combinación fatal con la escasez de recursos para adquirir no sólo
alimentos también medicamentos o enceres se limpieza para evitar infecciones que
puedan convertirse en epidemias con un alto costo social, así que el retiro de materiales
ya debe estar acompañado de acciones sanitarias para que debajo del lodo no se
encuentre algo peor que calles y viviendas destruidas.
Hasta el momento lo destacado en materia de salud han sido los traslados incluso aéreos
a quien lo ha requerido, pero el riesgo de epidemias por las condiciones insalubres en las
comunidades azoladas, ponen en peligro la salud de la población como siempre de mayor
riesgo para adultos mayores y menores de edad.
Y hasta el momento la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH) no ha realizad análisis alguno
sobre este punto, para que lo midan y brinden la atención que se requiere, ya de paso se
debe evaluar la calidad de los Atlas de Riesgo, porque a los municipios afectados que
gastaron un buen recurso en ellos. No lese sirvieron de nada.
