Alberto Witvrun La estrategia del gobierno federal para enfrentar al Huachicol no es la mejor, los acontecimientos posteriores al viernes negro, así lo demuestran, baste decir que a cinco kilómetros del lugar de la tragedia se encontraron otras tres tomas clandestinas en las últimas horas, lo que hace factible que la fuga en San Primitivo fuera un distractor para “ordeñar” el ducto en otros puntos y pone en entredicho la forma en que se combate este ilícito.
Sin duda es la peor tragedia de que se tenga memoria en Hidalgo, que registra varios accidentes en las minas, lo que requiere de un análisis legal y social de cómo se tiene que enfrentar, porque tan falla la estrategia que los militares que trataron de impedir que la gente llegara al derrame, fueron agredidos, en suma los huachicoleros aceptaron el reto presidencial de “haber quien se cansa primero”.
En medio de la tragedia, responsabilizar al viejo régimen neoliberal de todo lo malo que sucede en el país, es argumento que tarde o temprano se le agotará al presidente Andrés Manuel López Obrador, porque si bien la lucha contra la corrupción y el Huachicol está bien calificada, la impunidad reina; porque primero debió aplicarse una estrategia de inteligencia para ubicar a jefes delincuenciales y corruptos en Pemex para dar golpes certeros y que los daños colaterales fueran mínimos.
Lo sucedido en Tlahuelilpan, tendrá que cambiar la estrategia del gobierno federal en la lucha contra el Huachicol, las vidas perdidas hasta ayer 85 por el estallamiento e incendio de la toma clandestina de San Primitivo, desafortunadamente no son las únicas, no se puede olvidar que cerca en Tezontepec de Aldama, se han registrado casi medio centenar de los homicidios dolosos la gran mayoría relacionados con esa actividad ilícita, lo mismo que en otros puntos del país.