Alberto Witvrun.- No es secreto en la política hidalguense que la postulación al Senado de la República de Cuauhtémoc Ochoa Fernández no cayó bien en algunos personajes de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), hubo quien se empeñó en hacer creer que había un alejamiento si no que confrontación con el gobernador Julio Menchaca Salazar, en lugar de contribuir al cierre de filas en torno al mandatario que ingresa a la etapa de consolidación del cambio de régimen.
Quienes fomentaron esta percepción se llevaron el martes un portazo en pleno rostro con el encuentro entre el Ejecutivo y el presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la cámara alta, que tiene varias lecturas; la importante es que pueden con miras de altura generar cosas positivas para los hidalguenses.
Qué hablaron, qué acordaron, sólo ellos lo saben, pero del encuentro y expresiones de ambos, se desprenden cosas buenas para la entidad, especialmente en el cabildeo para atraer recursos extraordinarios o proyectos con respaldo federal que de lado que se vean serán positivos para Hidalgo, aunque no falta quienes rumien el encuentro.
Ambos en sus trayectorias políticas y en el servicio público muestran que su principal instrumento es el diálogo, el consenso, lo que no muestran otros personajes de la política estatal e incluso algunos que forman parte del gabinete, que deberían estar ocupados en socializar acciones, obras y programas, para facilitarle el ejercicio de poder a su jefe político, porque algunos sólo se lo complican.
La primera lectura a menos que alguno de ellos la contradiga, es que ambos saben que Hidalgo requiere de sumar que por encima de sus particulares ópticas y estilos, lo que importa es darle respuestas a la población y consolidar un proyecto para los hidalguenses cumpliendo compromisos para abatir rezagos históricos, sociales, económicos y políticos.
