Alberto Witvrun.-Conforme se acerca el relevo constitucional del Poder Ejecutivo, las aguas agitadas del río
político empiezan a tomar su nivel y su cauce arroja muertos y supervivientes a la ribera
que revelan que sucedió en las aguas turbias del proceso que nos conduce a la alternancia
que a partir del 5 de septiembre tendrá reacomodos en todos los partidos.
Que alterarán la geografía política de Hidalgo, un caso es Abraham Mendoza Zenteno
quien en 2018 parecía aspirante natural a la candidatura morenista, por su trayectoria en
la izquierda, la que hizo bolita y arrojó a la basura, al entregarse a Gerardo Sosa Castelán.
Luego por la soberbia que le acompaña desde que asumió la delegación de Bienestar, que
le impide atender a los que menos tienen, olvidándose del precepto presidencial de
primero los pobres a quien hace esperar horas, simulando su compromiso social, el que
abandonó en aras de sus aspiraciones políticas.
En el proceso para postular candidato simuló ser fundador de Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena) porque no estuvo entre los 513 delegados a la asamblea
estatal constitutiva en septiembre de 2013 y apareció dos años después donde ganó la
dirigencia al diputado federal Martín Sandoval Soto otro que desapareció durante la
campaña.
Sus huestes armaron la campaña Un Fundador Será Gobernador y cuando no fue
favorecido simuló levantar la mano a Julio Menchaca Salazar, pero nunca se sumó a pesar
de tres años ser presidente de Morena, por el contrario, a parte de sus estructuras “las
dejó en libertad”, así hubo morenistas con la candidata rival.
La evidencia es Tulancingo con su coordinadora de Bienestar Mili Batalla Castillo y su
cónyuge Carlos Belmonte Vázquez, luego el rechazó de su hijo Abraham Mendoza Solís a
ser parte del equipo de transición, en una mala señal porque al estado no beneficia la
descoordinación entre el gobierno estatal y el responsable de los programas sociales del
gobierno federal, lo que no son nimiedades.
