Tlahuelilpan.- A un mes de la explosión de un ducto de Pemex en la comunidad de San Primitivo, familiares y amigos de las 130 víctimas (oficiales) del estallido, de las decenas de desaparecidos y lesionados taparon la fosa principal que se mantuvo abierta en el lugar donde se produjo la conflagración, con la esperanza de hallar más cuerpos.
Desde la última semana de enero, los consanguíneos tenían la iniciativa de cubrir la fosa, con la intención de dar cristiana sepultura a sus seres queridos, cosa que ocurrió al mediodía de este lunes 18 de febrero del presente año, 31 días después del “Viernes Negro”.
La iniciativa fue promovida principalmente por la Diócesis de Tula, mediante el obispo Juan Pedro Juárez Meléndez, quien en una misa en el lugar de los hechos, el pasado 24 de enero, dijo que la zona cero debía convertirse en un memorial para que los deudos pudieran rendir homenaje con sus familiares caídos.
Además de cubrir con tierra la zanja que dejó el estallido, se llevó a cabo un rosario, de acuerdo al rito católico, y se situaron tres grandes cruces que fueron bendecidas en la parroquia de San Francisco en la cabecera municipal y después trasladadas hasta ese punto.
En la ceremonia católica se rogó por el eterno descanso de los fallecidos en el lugar, de las personas que murieron en hospitales y de las decenas de desaparecidos. Esta vez, el acto corrió por cuenta exclusiva de la sociedad civil, sin que interviniera algún sacerdote de la diócesis de Tula.
Por Miguel Á. Martínez