Alberto Witvrun.- La historia política del siglo pasado y parte de este, se centró en el partido que reunió a
todos los sectores post revolucionarios en 1929 y, en Hidalgo particularmente en 1937
cuando llega a la gubernatura Javier Rojo Gómez quien generó una clase política que sólo
vio quebrada su hegemonía con Quintín Rueda Villagrán en 1951, Manuel Sánchez Vite en
1972 y Guillermo Rossell de la lama en 1981.
Hegemonía que prevaleció hasta 2005 con Miguél Ángel Osorio Chong que no dependió
de la Familia Real o Grupo Huichapan pasando del caciquismo al pandillerismo político,
etapa en que se inaugura la AntroPRIfagia que contribuyó de manera a la desarticulación
de la maquinaria priista, hasta la estrepitosa derrota de Carolina Viggiano Austria el 5 de
junio.
Aún con el enfrentamiento entre Miguel Ángel Osorio Chong y Francisco Olvera Ruiz y el
de este con Omar Fayad Meneses, (aunque el de Jesús Murillo con José Guadarrama,
merece capítulo aparte), hace seis años nadie veía que llegase al Ejecutivo de Hidalgo
alguien postulado por un partido diferente al Revolucionario Institucional (PRI), que surgió
de la AntroPRIfagia.
Hace un año, aún con un panorama adverso, había quien soñaba con mantener al PRI en
el poder: difícil, no imposible; decían, quien lo volvió fue la necedad de Carolina Viggiano
de ganarle al gobernador Omar Fayad y, en el pecado llevó la penitencia, no era su
momento; los ciudadanos se lo dijeron en las urnas, más allá de su equivocada estrategia
y pésimo equipo.
Más allá, resulta inédito que la perseverancia de Julio Menchaca Salazar ante la
adversidad y persecución política osorista, lo llevó a ser el trigésimo cuarto gobernador de
Hidalgo postulado por un partido diferente al PRI, con un proyecto bien diseñado a partir
del 17 de junio de 2021, que a la sinergia morenista, agregó simpatías y votos propios para
ganar por diferencia histórica que le da un bono democrático y amplias expectativas a
partir de hoy.
