Alberto Witvrun.-El proceso electoral para renovar la dirigencia de la Sección XV del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que tiene 59 mil 996 afiliados entre activos y jubilados primero mediante voto directo y secreto deja como principal lección que se empiezan a desterrar las prácticas caciquiles, para que sean los profesores quienes decidan a quien quieren como representantes.
El ejercicio democrático tuvo fallas porque un buen porcentaje de trabajadores acataron el amedrantamiento y las amenazas de la dirigencia actual que encabeza Luis Enrique Morales Acosta y sufragaron por el candidato oficialista Julio Mayorga Hernández que sustentó sus posibilidades en el voto del miedo y ofertando resolver las demandas y compromisos que en cinco años no resolvió su jefe político.
En un análisis inicial sobre el comportamiento de los votantes se estima que Said Vargas Sáenz hubiera ganado con una diferencia mayor al 20 por ciento; pero quienes votaron por miedo o coaccionados a favor de la Planilla Naranja, se llevan la reflexión que en futuros procesos electorales podrán abiertamente rechazar presiones y ejercer su voto con plena conciencia a quien quieren que los represente.
El ejercicio fue interesante, se terminaron los congresos de delegados a quienes muchas veces se pudo manipular a favor de intereses cupulares baste recordar que sucedió cuando fueron electos Moisés Jiménez Sánchez, Alejandro Soto Gutiérrez y la prófuga Mirna García López en los que se utilizaron a grupos de choque o más atrás en 1987 cuando fue impuesto por Vanguardia Revolucionaria a sangre y fuego en Tulancingo Armando Hernández Zamora. Ahora quien tiene un bono democrático es Said Vargas que forma parte de un equipo, pero tiene la responsabilidad de dar respuesta a la expectativas de ser el primer secretario general de la Sección XV del SNTE electo por el voto directo y secreto del magisterio, en un momento histórico para Hidalgo por la alternancia plena en el gobierno, pero los bonos tienen fecha de caducidad.