Alberto Witvrun.-La muerte de la doctora Beatriz en las galeras de barandilla de la policía municipal de Progreso de Obregón si bien no fue feminicidio, a pesar de que se regresó a una tensa calma, nadie puede predecir qué consecuencias sociales y políticas tendrá porque el proceso judicial por homicidio culposo de los 7 agentes genera creciente malestar ciudadano y la popularidad del presidente municipal quedó hecha añicos por la equivocada actitud ante el problema.
Diferentes actores sostienen que Progreso camina hacía la ingobernabilidad y el ex militante del Partido del Trabajo (PT) por el que fue regidor hace tres administraciones, sigue sin encontrar la fórmula para reconciliarse con la población y la dirigencia de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) lo dejó solo y ni sus ahora correligionarias las diputadas electas por esta región le han acompañado.
El presidente municipal Armando Mera Olguín trató de politizar este acontecimiento, donde los policías municipales mucho tuvieron que ver por los excesos cometidos en la detención de la joven profesionista si bien conforme se han desarrollado las investigaciones las conclusiones son diferentes, pero tendrá que ser un juez quien determine la responsabilidad judicial de cada uno de quienes intervinieron por lo pronto, 7 policías están en prisión preventiva.
Lamentable también que el partido que postuló a Armando Mera Olguín, solo alcanzó a pedir un minuto de silencio en el Congreso local por el presidente de la mesa directiva Ricardo Baptista González, pero nadie ha salido a dar declaraciones sobre el tema, dejando solo y a su suerte al alcalde, que hoy prueba en carne propia la reprobación de la sociedad la que alentaba para crecer politicamente.
En este municipio todavía se recuerda cuando Armando Mera Olguín encabezó un “juicio popular” a un presidente municipal petista partido en el que entonces militaba, con el pretexto de que incumplía con obras comprometidas, nada que ver con el motivo por el que crece la inconformidad social en su contra y el gobierno de Mera Olguín, parece condenado al fracaso.