Alberto Witvrun.-El 5 de junio de 2018 Gabriela Mejía Valencia, coordinadora de Administración de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), fue detenida luego de un percance vial cuando viajaba en una camioneta Toyota Hilux, en la que llevaba una fuerte suma de dinero que luego se justificó era para pagar a los trabajadores que laboraban en una obra de la institución, pero como se negó a bajar de la unidad e insultó a los policías que acudieron a atender el percance fue vinculada a proceso y posteriormente puesta en libertad.
El incidente movilizó al Clan Universitario y pronto llegaron trabajadores de la UAEH a respaldar a la funcionaria, en fin todo quedó como anécdota porque se especuló que el dinero estaba destinado a financiar las campañas de los candidatos universitarios postulados por Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y en el curto de guerra de Gerardo Sosa Castelán en Amaque, hubo temor de que se descubriera esa operación.
A tres años de ese incidente en circunstancias diferentes, hoy el financiamiento de las campañas de los candidatos universitarios vienen también de la UAEH, pero mediante otro método, en los últimos meses los directivos de la UAEH convocan a académicos y empleados a reuniones donde no es permitido ingresar con teléfonos celulares para evitar una filtración y los convocan a aportar “cuotas” para apoyar económicamente a su jefe político.
Resulta que esa recaudación no es para Gerardo Sosa Castelán, porque no la necesita, pero al estar en la atención de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), resulta un buen pretexto para recaudar “aportaciones voluntarias” de los trabajadores universitarios para financiar las campañas de las candidaturas otorgadas a los universitarios en los distritos de Pachuca, Tulancingo y Villas del Álamo.
Versión que tiene fuerza entre académicos universitarios que aseguran no pueden negarse a dar las “aportaciones voluntarias” porque las hacen en sobre cerrados con la cantidad y nombre escrita de puño y letra, y si bien no hay amenaza de represión, es evidente que de negarse a darlas, habrá consecuencias laborales.