Por Rogelio Hernández López
Colegas informadores, intentemos responder a estas y otras interrogantes:
¿Sólo por desinformación oficial se hicieron tumultos en las primera jornadas de vacunación para personas mayores de 60 años?
¿Qué proporción de mexicanos aplica remedios caseros o “mágicos” contra el virus Sarcov-2?
¿Cuánta gente sabe que el proceso de elección para diputados federales inició en septiembre, que ya terminó la etapa de precampañas y que hasta el 4 de abril arrancan esas campañas?
Tiene razón quien sospeche que le falta mucha información a la mayoría de mexicanos y no únicamente de la epidemia y las elecciones, apenas dos grandes temas de la agenda nacional de lo que necesita saber para tomar decisiones pertinentes.
Igual atinará quien afirme que, por otro lado, demasiados mexicanos son bombardeados diariamente desde las redes sociales con noticias falsas, opiniones mentirosas y propaganda y no tiene vías suficientes para contrastar o confirmar. Es decir, están desinformados.
Y la primera paradoja es que en México hay demasiados medios de comunicación llamados convencionales.
Mas de 3 mil 400 medios convencionales
Debieran ser suficientes los medios de información tanto comerciales como públicos. Los registros oficiales más recientes indican que los comerciales son más de 3 mil y unos 400 son los públicos.
Una aproximación de medios impresos, a pesar de los cierres por la pandemia es de 1, 300 entre diarios revistas impresas que circulan en todas las entidades del país. De Estaciones de señal abierta de televisión una 578, aparte las de señal restringida; de radio eran unas 1,060 emisoras
De los medios públicos, hay pocos impresos que circulen para población abierta. En cambio la Red Nacional de Radiodifusoras y Televisión Educativas y Culturales contaba con alrededor de 56 sistemas de radio y televisión pública que incluyen a las radiodifusoras y canales de televisión que financian las 32 entidades de la República, 50 radiodifusoras universitarias, las 21 culturales que transmiten en 32 lenguas indígenas, y a los más conocidos del sistema SPR del gobierno federal, las que integran al Instituto Mexicano de la Radio, más los canales 11, 14 y 22 de carácter federal.
Esta cantidad debieran bastar para que la población mexicana estuviese mejor informada, especialmente durante el periodo de pandemia. Pero, si estamos fallando…
Las crisis
Pocos periodistas desconocen que el modelo de la comunicación masiva mexicana entró en transformaciones profundas desde fines del siglo pasado por la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación y le provocó varias crisis en las formas de operar y de financiamiento lo que derivó en desinversiones y despidos de miles de personas, especialmente periodistas.
Una segunda gran crisis que se empalmó desde 2019 fue la ruptura que declaró el Presidente López Obrador del modelo de conveniencias mutuas que los medios comerciales tenían con los gobiernos federales e hicieron dependientes a la mayoría de ellos del gasto público federal.
Ricardo Reyes Márquez, coordinador Jurídico de la organización Artículo 19 en México el 15 de febrero escribió en el sitio web de Animal Político que en los dos primeros años de gobierno de Peña Nieto se ejercieron casi 14 mil millones de pesos en gasto federal en publicidad y que en los dos primeros años del gobierno actual el gasto real fue de menos de la tercera parte, apenas 4 mil 494 millones 375 mil 469 pesos.
Reyes no refirió el dato de otros investigadores de que en 2018 el gasto real de Peña Nieto fue en rededor de los 18 mil millones de pesos, lo que contrasta con los bajones que aplicó el actual gobierno federal para 2019 apenas gastó 3 mil 245.6 millones y en 2020 lo recortó más a 1 mil 248, 8 millones.
Y peor aún porque del total de medios privados dice Reyes Márquez sólo a 397 se les considera para esa publicidad oficial y únicamente a 3 (televisa, TV Azteca y La Jornada) les asignó en 2020 400 millones, lo que representa el 33% del total.
El peor año
Por todas las razones descritas y otras es que el economista y periodista que hace el monitoreo sistemático de las finanzas en la industria de los medios, Francisco Vidal Bonifaz presentó el 25 de febrero “el recuento de un año de espanto”.
“2020 –afirmó con datos precisos– es uno de los peores años en la historia moderna de los medios de comunicación mexicanos”. (Ver https://ruedadelafortuna.com.mx/2021/02/25/medios-el-recuento-de-un-ano-de-espanto/?fbclid=IwAR3AMsMF1aFJaufjWmn6k_mtejz7K_mCEQ2sAo1snooyoY6Q2kHHdkf1hRc)
“el sector más dañado fue el cinematográfico, en donde la exhibición reportó una caída de 77.6% en sus ingresos y casi del 22% en su empleo.
“La edición de impresión de revistas también ha sufrido un daño que, en este caso, puede ser irreversible. Sus ingresos se desplomaron 22.16% (el año pasado habían caído 19%) y el empleo 28.3 por ciento…
“Los ingresos por la edición e impresión de periódicos sumaron su segunda baja anual consecutiva, aunque parece que, hasta el momento, han sorteado de mejor forma el vendaval. No es el caso de la edición e impresión de libros, con una reducción del 40% en sus ingresos reales.
“En rigor, toda la actividad de los medios de comunicación tradicionales ha resultado afectada, aunque la radio y la televisión abiertas reportaron un menor daño relativo. En el primer caso, la facturación cayó 14.2% y en el de la televisión 17.5%.
“Hasta ahora, las empresas de televisión parecen ser las más perjudicadas, como es el caso de Televisión Azteca, que ha entrado en una moratoria en el pago de su deuda. Llama la atención que el uso más intensivo de la radio y la televisión durante la pandemia –sobre todo de la segunda, debido a las clases virtuales– no pudiera evitar la severa caída en su facturación”.
De los medios públicos ni hablar porque en la mayoría de los casos se redujeron sus presupuestos para ejercer tanto por las políticas de austeridad, como por la derivaciones de recursos para atender la emergencia de salud.
Y en la ciber atmósfera aún son insuficientes los esfuerzos de medios de prensa digitales que han iniciado periodistas despedidos o emprendedores (quizá 4 mil) para contrarrestar la mala comunicación de comentaristas libres o noticias con información oportuna, contenidos propios y los estándares éticos de profesionalidad y los mínimos de acreditación social.
La afectación social
Las crisis financiera en los medios privados, la insuficiencia de presupuesto para los medios públicos y inmadura emergencia del periodismo profesional en internet no bastan para justificar la falta de información en temas de salud, educación, vivienda, medio ambiente y otros porque no la proporcionan con suficiencia unos y otros. Lo mismo ocurre con la información del proceso electoral. Esa es una de las fallas.
Esto es también porque en el análisis se inserta también la animadversión manifiesta y recurrente del titular del Ejecutivo a los medios privados de referencia, lo que les empujó a sumarse y hacer crecer la atmósfera de polarización entre el Presidente y su partido y las corrientes políticas opositoras, clima que se potencia en las redes sociales.
Este medio ambiente se estimula todavía más porque del lado oficial se eligen temas de la disputa política y para el anuncio de “logros” (léase propaganda) en detrimento de la información suficiente y oportuna de otros quehaceres de gobierno y también porque las empresas de prensa más influyentes privilegian temas que suponen “vendedores”, atractivos para los públicos que quieren convencer y llevarlos a la oposición. Resultado: más desinformación.
Muy poco indica que esta etapa vaya a terminar pronto y a mejorar para los mexicanos. Mientras seguirán como aspiraciones los dictados de los artículos 6º Constitucional y 134 de la Constitución, de los derechos de la sociedad de estar bien informada de los asuntos de interés público. Los esfuerzos de periodistas profesionales por mejorar esa información que debe considerarse indispensable se topan con este medio ambiente (dentro y fuera de los medios convencionales) y con tras muchas limitaciones. ¿Ustedes colegas qué opinan?