Alberto Witvrun.-Apenas en su comparecencia ante el Congreso local el secretario de Movilidad y Transporte, José Luis Guevara Muñoz dio a conocer que ya era pública la lista de concesionarios del servicio públicos de pasajeros los medios acudieron a “revelar” quienes estaban en ella, lo que relativamente es cierto porque para determinar realmente quienes fueron beneficiados con ellas se tendría que acudir a los archivos del Instituto Hidalguense del Transporte, para conocer que quienes han realizado “cesiones” e investigar quienes son prestanombres.
En la lista oficial, no aparecen muchos, muchísimos de los concesionarios iniciales, porque las vendieron o pusieron a nombre de familiares o prestanombres lo que está prohibido por la ley, sin embargo el tramite oficial se llama cesión de derechos, aunque en realidad una concesión dependiendo el municipio o región se cotiza entre 350 mil a 600 mil pesos, lo que es un secreto a voces.
No son pocos los políticos a quienes les “otorgaron” cinco o hasta 50 concesiones que si se estima las vendieron en 500 mil pesos promedio, se hicieron millonarios colocándolas en el mercado negro, sin que autoridad alguna lo pudiera o pueda evitar, pero en aras de la transparencia sería importante conocer cuántas cesiones de derechos se han realizado en por lo menos los últimos diez años.
Esto no quiere decir que la medida del actual gobierno no haya sido adecuada, claro que ayuda a la transparencia y a poner fin al tráfico de concesiones o que sean utilizadas como pagos de marcha o pagos políticos y cuando estas sean otorgadas que los beneficiarios cumplan con los requisitos que establece la ley y esto incluye a todo ciudadano, incluyendo porque no a políticos y funcionarios, aunque se asegura que tendrán prioridad operadores y personas que por años las han solicitado.
No se puede dejar de reconocer que es un avance interesante en materia de transparencia que lesiona intereses, en el objetivo integral de regularizar un sector en el que prevalecieron los intereses particulares, además de darle sentido a la creación de la secretaría, lo que no ha funcionado en otros casos, digamos como en cultura, donde operaba mejor como Consejo Estatal para la Cultura y las Artes.