Miguel Á. Martínez. Tula de Allende.- La emblemática zona arqueológica de Tula, cuna de la civilización tolteca y uno de los complejos más importantes del país, llega a la antesala del Mundial de la FIFA 2026 en condiciones críticas: estructuras colapsadas, techumbres dañadas y monumentos en deterioro constante debido a la ausencia de recursos para su conservación.
Tras más de ocho años sin proyectos de rehabilitación, finalmente se anunció una inversión federal de entre 5 y 6 millones de pesos, la mayor asignada a un sitio arqueológico en Hidalgo, como parte del programa cultural que acompañará la Copa Mundial de la FIFA 2026.
La falta de interés sobre la Ciudad de los Atlantes ha tenido consecuencias visibles en varios monumentos de mayor importancia, el Juego de Pelota I, el Coatepantli y el Palacio Quemado presentan daños estructurales severos, a simple vista, irreversibles.
En el patio al pie de la escalinata de la pirámide B, donde se levantan los Atlantes, varios pilares están colapsados; también se reporta el hundimiento del techado junto a la pirámide C y filtraciones en las láminas del recinto aledaño.
Pese a este deterioro generalizado, no se han ejecutado proyectos de conservación por parte del arqueólogo residente, Luis Manuel Gamboa Cabezas, desde hace casi una década.
El director del Centro INAH en Hidalgo, Manuel Villarruel Vázquez, confirmó la inversión como parte de un esfuerzo nacional que busca aprovechar la afluencia turística que generará el Mundial. “El gobierno federal pretende impulsar un Mundial de la Cultura, iniciativa impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum para promover visitas a zonas arqueológicas durante la justa deportiva”, mencionó.
Además de Tula, el INAH gestiona 2.5 millones de pesos para otros tres sitios hidalguenses: Huapalcalco (Tulancingo), Pahñú (Tecozautla) y Xihuingo (Tepeapulco), con trabajos de mejoramiento y conservación.
Villarruel explicó que la intención es que los turistas que lleguen a México, país sede junto con Estados Unidos y Canadá, puedan recorrer espacios emblemáticos más allá de los estadios.
“Se están mejorando muchas zonas arqueológicas para que los visitantes también tengan oportunidad de conocerlas”, señaló.
El deterioro de Tula deriva de los recortes presupuestales al INAH que comenzaron con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y se profundizaron en la administración de Claudia Sheinbaum, que redujo a la mitad el gasto destinado a la dependencia.
