Ixmiquilpan.- Un grupo vecinal del barrio de El Fitzhi se quejó de supuesta “nula atención e indisponibilidad” de parte de personal de la Visitaduría Regional de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), que en horario laboral presumiblemente se encontraba fuera de servicio, este viernes 21.
Al frente de los inconformes acudió el ciudadano Esteban Ramírez Rodríguez, en su propósito de presentar una queja en contra del pastor evangélico originario de la República de El Salvador, Melquisedec Hidalgo, quien funge como representante del Templo Hosanna, habilitado en las inmediaciones del barrio en mención.
El reclamo principal, en contra de Melquisedec Hidalgo, es por el presunto ejercicio indebido de la función pública de ministro de culto, esto, por su “actitud desafiante” y ultrajes a la fe colectiva, al proferir insultos recientemente al Señor de Jalpan y a las celebraciones en vigor de la feligresía católica ixmiquilpense, por lo cual exigieron respeto irrestricto a sus Usos y Costumbres, así como a la imagen religiosa que los representa culturalmente y les da identidad desde hace poco más de 250 años.
Aquella situación fue expuesta en un documento, que no pudieron presentar en las oficinas regionales de la CDHEH, por encontrarse cerradas, a pesar de que indican un horario de atención desde las 9 de la mañana hasta las 16 horas. Por este motivo, se comunicaron vía telefónica, a la sede central de Derechos Humanos, en la capital hidalguense, pero según les indicaron que “no podían recibir esa queja, porque no era problema de ellos”.
De ahí, los inconformes resolvieron trasladarse a la Subsecretaría de Gobernación de la Región Valle del Mezquital, ubicada en la zona centro ixmiquilpense, donde sí les fue recibido el documento, mediante el cual exigen intervención de las autoridades, para frenar las actitudes arbitrarias y desafiantes de Melquisedec Hidalgo, dejando en claro que no se trata de un problema relacionado con el culto o la creencia evangélica, a la cual dijeron tener absoluto respeto.
Por Arturo G. Alanis