En plena pandemia, autoridades en Hidalgo fabrican culpable y
encarcelan a ciudadano inocente en un simulacro de justicia.
Frágil es el ser humano. De qué manera nos puede poner de rodillas algo tan
minúsculo como el virus COVID-19, qué volátil nuestra esencia y nuestros
valores, por un lado afloran la unidad, el amor, la solidaridad, la comprensión;
por otro, se manifiestan la mezquindad, la soberbia, el egoísmo, la intolerancia
y el abuso de poder. Por último, el olvido y los olvidados, los que trabajan
para vivir el día a día. Además de la delicada situación actual debido a la
pandemia, la inminente escasez económica que se avecina y las dificultades
que tendremos para dar el sustento a nuestras familias.
Ante todo esto, con indolencia, por momentos no recordamos el sufrimiento que
viven miles de personas que han perdido a un ser querido, que tienen familiares
sin poder visitar, demostrarles cariño y darles aliento en situaciones precarias
en hospitales y reclusorios. Y más aún, como es mi caso y el de muchos otros,
al tener un familiar recluido en un centro penitenciario siendo inocente. Víctimas
de abuso de poder, de acciones tomadas por autoridades sin escrúpulos, que
arbitrariamente fabrican pruebas para cerrar casos mediáticos, sin importarles
inculpar a personas inocentes, destruyendo familias y violando las garantías
ciudadanas que constitucionalmente deberían resguardar.
Mi hijo, Fernando R. M. se encuentra privado injustamente de su libertad
desde el 23 de febrero pasado. Acusado de asesinar a su amigo Gerardo Sosa
Cravioto (QEPD), hijo del político hidalguense Gerardo Sosa Castelán,
presidente del patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Se trata de un caso fabricado, con evidencia sembrada, sin datos de prueba
objetivos que lo señalen como responsable y con violaciones al debido proceso
por parte de la Policía de Investigación, del Ministerio Público y de la Juez
de Control.
Mis condolencias, mi comprensión, mi solidaridad y mis oraciones para todos
aquellos que han perdido a un ser querido, y para quienes pasan o han pasado
por una experiencia tan terrible como la que actualmente atraviesa nuestra
familia.
Reciban un abrazo del corazón a la distancia, Dios los bendiga.
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Fernando C. R. C.
padre del imputado.
# FERNOLOMATÓ
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