Alberto Witvrun.- A dos años de concluir su gestión como secretario general de la Sección XV del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) el originario de Molango, Said Vargas
Sáenz no termina de tomar el control de la estructura sindical y da traspiés que lejos de
fortalecerlo lo debilitan al apoyarse en personajes contrarios a la expresión sindical que lo
llevó a la dirigencia en contra de la voluntad del secretario general nacional Alfonso
Cepeda Salas.
Al romper el esquema de equipo que primero conquistó al Partido Nueva Alianza Hidalgo
(Panalh) y estableció acuerdos políticos para convertirse en el único aliado de Movimiento
de Regeneración Nacional (Morena) en las elecciones para gobernador en 2022,
asentaron las bases para ganar las elecciones sindicales el 15 de julio del mismo año,
superando a las otras tres planillas registradas.
Pero la lucha se centró entre Vargas Saénz y Julio Mayorga Hernández que venía de ser
secretario de Finanzas y a través de quien quería prolongar su influencia Luis Enrique
Morales Acosta quien fue secretario Técnico en el comité que encabezó Francisco Sinuhé
Ramírez Oviedo y que buscó el apoyo de Cepeda Salas para Mayora Hernández, que de
haber ganado hubiera tenido un alto costo para los integrantes del equipo.
La luna de miel de las llamadas tres S: Sinuhé, Said y Sergio, duró dicen enterados de la
política sindical magisterial lo que tenía que durar, si no eres capaz de controlar las
sensaciones que provoca el encabezar el mayor sindicato de Hidalgo, al envolverte en un
sequito de halagadores que te sugieren no compartir nada y asumir un control vertical
nada despreciable.
Pero ser secretario general no basta, para asumir un liderazgo; la estructura pero más la
base sindical no es fácil de convencer, alcanzar el respeto en el magisterio, no es fácil, más
cuando se presiona o se condicionan apoyos a cambio de imposiciones y el riesgo de
perder el control institucional por fobias, es alto, aunque falten dos años con la tentación
de prolongar su “poder”.
