Alberto Witvrun.- Hasta hace unos seis meses adversarios y enemigos políticos del actual régimen estatal se ilusionaban con hacer efectivo el proceso de Revocación de Mandato propuesto en su
campaña electoral por Julio Menchaca Salazar en consonancia con el gobierno federal,
pensando que podía hacerle la maldad de someterlo al escrutinio de la población y si bien
sabía que se requería además de las 236 mil firmas el 40 por ciento de la votación para
hacerlo vinculante un número menor de votos a los que obtuvo en 2022, lo debilitaría.
Grupos y personajes regionales se alistaron, pero los candados y las condiciones no les
fueron propicias, algunos reaccionaron tarde y no destinaron los recursos suficientes para
promover la recolección de firmas de apoyo y quien lo vio como un ejercicio para
promover la democracia participativa como Izquierda Unida Hidalguense (IUH) no tuvo la
fuerza ni la capacidad para impulsar el proceso a la siguiente etapa.
El Clan Sosa Castelán utilizando su doble estructura: la Universidad Autónoma del Estado
de Hidalgo (UAEH) y el Partido del Trabajo (PT) solo amagó, pero no le alcanzó y todo
quedó en 8 mil firmas de 236 mil que se requerían lo que ya difunde el oficialismo con la
narrativa de que fue una ratificación silenciosa del gobernador Julio Menchaca y que está
más fuerte que nunca.
El riesgo es que se crean este discurso y descuiden la tarea política, porque la escasa
participación pude ser también por apatía o desconocimiento ante la nula promoción por
parte del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH) donde no se sabe a donde van a
parar los recursos presupuestados para este fin, finalmente lo riesgoso es que Movimiento
de Regeneración Nacional (Morena) se lleve una sorpresa en 20227.
No precisamente por la fuerza o poder de convocatoria de sus enemigos internos y
externos, sino por exceso de confianza y los pésimos gobiernos que se muestran en una
veintena de municipalidades estratégicas y si bien no habrá consulta de Revocación de
Mandato en 2027, se va registrar una participación histórica, que no se puede asegurar el
rumbo que seguirá en las urnas.
