Alberto Witvrun.- La oposición de los habitantes de Doxey, Tlaxcoapan al proyecto presidencial del Parque de Economía Circular pone de manifiesto la incapacidad de funcionarios estatales y
municipales para socializar este ambicioso proyecto que forma parte de la respuesta
integral para rescatar en lo posible de los efectos de la contaminación a la región Tula
conformada por ocho municipalidades con incidencia en el Valle de México.
La oposición radical que obligó a la subsecretaria Bertha Miranda y a la presidenta
municipal Teresa Olivares a abandonar el lugar de la reunión en medio de las consignas en
contra del proyecto y la negativa de los asistentes a escuchar los beneficios del proyecto,
indica claramente que no existió comunicación oportuna, porque sostienen que el parque
sólo traerá mayor contaminación.
No son los primeros un grupo de ambientalistas de Tula también han manifestado su
oposición, cuando no se han planteado a fondo cuales son los alcances de una planta que
además de procesar residuos sólidos urbanos, genera oportunidades para la población,
aunque ya se asegura que existen intereses nada claros atrás de la posición sumida por los
pobladores de esta comunidad.
La pregunta es porqué hasta ahora se busca informar a un núcleo poblacional con las
características de esta comunidad cuando las reuniones pudieron ser segmentadas para
ofrecer una explicación amplia y detallada del proyecto para normar criterios que no
necesariamente tienen que ser de aprobación, pero sería más razonado el rechazo del
proyecto.
La estrategia debe cambiar porque Hidalgo no puede darse el lujo de rechazar la
millonaria inversión de los dos parques de desarrollo planteados por el gobierno federal,
que en el caso de la región Tula consiste en la Economía Circular y el plan para reducir la
polución y el saneamiento del río Tula y, vuelve a surgir la interrogante ¿Quién le ayuda al
gobernador?

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