Alberto Witvrun.-A menos de un año de las elecciones para la renovación constitucional de los 84 ayuntamientos de Hidalgo, la pregunta que surge es como llegará el Partido Revolucionario Institucional (PRI) a esta contienda luego de la derrota en las elecciones estatales y federales, que le dieron mayoría a Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en los congresos federal y estatal.
Porque además de la ola que generó Andrés Manuel López Obrador, en este estado el PRI fue víctima de la llamada “AntroPRIfagia” que impidió que pudiera ganar por lo menos otros tres o cuatro distrito locales, además del de San Felipe Orizatlán, fenómeno que se registró claramente en las elecciones municipales que se efectuaron paralelas a las de gobernador y diputados locales.
El claro rompimiento entre Francisco Olvera Ruiz y Miguel Ángel Osorio Chong, dio paso al crecimiento del Partido Encuentro Social (PES) y a triunfos de candidatos identificados con el entonces secretario de Gobernación postulados por otros partidos, un ejemplo claro de esta pugna fue Ixmiqulpan, donde se impidió el triunfo de Facundo Guerrero compadre de Olvera Ruiz.
El PES, tenía asegurados Actopan y Huejutla; vino la negativa de Olvera Ruiz, y pronto una docena de sus candidatos recibieron financiamiento y operación política extraordinaria que le permitiieron a este partido liderado por Alejandro González Murillo, levantarse con ocho triunfos, la señal clara fue Actopan donde Héctor Cruz Olguín, tuvo apoyo vía Gerardo Salomón, delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Si eso no fuera suficiente Francisco Olvera, hizo todo lo posible por impedir que la candidatura a gobernador recayera en Omar Fayad Meneses y grupos La Joya que busca “revivir” y el Consejo Supremo Hñahñu, lo respaldaron provocando un distanciamiento con el gobernador, lo que provocó una mayor desestructuración del Revolucionario Institucional.
Leoncio Pineda Godos, como presidente del PRI, fue quien enfrentó las consecuencias de este proceso de AntroPRIfagia, ahora la nueva dirigencia que integran Erika Rodríguez Hernández y Julio Valera Piedras, realizan un trabajo con una estrategia que empieza a levantar expectativas, pero no se puede asegurar plenamente que le dará tiempo de recuperar estructuras y confianza en el priismo e incluso sumar nuevos cuadros y militantes.
Por eso la pregunta y más reto para la actual dirigencia y para el gobernador mismo es llegar a las elecciones municipales con un PRI recuperado y reestructurado aprovechando cuadros con experiencia, pero evitando las simulaciones de aquellos que en los últimos tres años se la han pasado descalificando al gobernador y sueñan con ponerle un traspiés, lo que se evitarían si ganan más de los 22 municipios que hoy gobierno recuperando algunos estratégicos.