Alberto Witvrun.- Tras dejar en condición agónica al Partido Revolucionario Institucional (PRI) con su salida el ex presidente estatal y ex diputado federal José Antonio Rojo García de Alba no come
ansias y espera paciente como se desgrana la política estatal camino a las elecciones
intermedias federales, estatales y municipales para definir el camino a su plena
reactivación en la política hidalguense.
El crecer en una familia donde se respiraba política y tener un mentor de la estatura de
Jesús Murillo Karam, además de sufrir varios tropiezos y mantener un capital político,
camina sin confrontaciones mientras los principales actores del partido gobernante se
confrontan en pugnas intestinas y cada vez menos silenciosas.
Existen ajustes en partidos políticos y grupos de poder como sucedió en Nueva Alianza
Hidalgo (Panalh) y la reaparición pública de Gerardo Sosa Castelán genera ajustes en el
Partido del Trabajo (PT) por su operación directa y el velado apoyo a la recolección de
firmas para la Revocación de Mandato, en su doble juego político.
No menos importante es el jaloneo al interior del gabinete estatal, más que evidenciado
en un programa radiofónico del gobierno, en suma, los reacomodos en este escenario
crean hacia el exterior de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que puede
darse un proyecto alternativo para las elecciones del 2028 o del 2030.
Porque nadie de los mencionados en esta adelantada carrera sucesoria puede darse por
seguro hasta conocerse con certeza cuales serán las reglas o las condiciones, porque las
actuales pueden alterarse con una nueva reforma electoral y crear un escenario diferente
al que hoy se observa.
Así que en esa espera el Proyecto Rojo se construye y el partido que dirigió y al que
históricamente contribuyó a construir su familia desde 1936 y que les dio poder político
por décadas simplemente se diluye.
