Alberto Witvrun.- Con la tranquilidad de que en tarde en el 2030 o temprano en el 2028 será candidato al gobierno de Hidalgo, por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) lo que no pudieron
conseguir personajes como José Guadarrama Márquez o Gerardo Sosa Castelán, el
presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) con apenas dos diputaciones y tres cargos
menores, está más empeñado en la presentación de sus libros de historia que por
asegurar la existencia del tricolor, que es lo único que pondría en riesgo el 2027 su
postulación.
Tanta soberbia tiene el mayordomo del Cubo del Colosio, que ya no le merecieron
comentarios las declaraciones del ex gobernador Francisco Olvera Ruiz ni las del ex
coordinador parlamentario local y ex dirigente priista José Antonio Rojo García de Alba,
sobre las condiciones en que ven al PRI y que futuro le ven, lo cierto es que, si bien no
confirmaron su salida, si se ubicaron lejos, muy lejos del tricolor.
Los últimos activos que tiene el PRI, quienes con experiencia en la operación política
podrían ayudar a su salvación, de plano como lo dijo Olvera Ruiz, lo ven con altas
posibilidades de desaparecer haciendo alusión a las preferencias electorales, si bien
desmintió acercamientos con Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) lamentó
que el grupo que se apoderó del PRI lo lleve a una caída vertical.
Con su estilo José Antonio Rojo García de Albal, eludió confirmar si tiene acercamiento
con otras fuerzas políticas y si buscará competir por un cargo de elección popular, lo cierto
es que el PRI se le desmorona entre las manos a la cofradía de la senadora Carolina
Viggiano Austria, empeñada en creerle imagen a Marco Antonio Mendoza Bustamante a
través de la difusión de sus libros de historia, que quien sabe, consideran que no aportan
nada nuevo.
