Miguel Á. Martínez. Tula de Allende. El gobierno municipal reconoció que ya no hay nada qué hacer por decenas o quizá cientos de palmeras antiguamente asentadas en la demarcación y cuya vida fue arrebatada por la plaga del picudo negro, del que se tienen registros desde 2013, pero del que hubo interés por contrarrestar los daños hasta finales de junio de este 2019.
Consultado al respecto, el alcalde Gadoth Tapia Benítez finalmente reconoció que por el escenario que ve a diario la ciudadanía, ya se puede hablar de devastación, y dijo que todos los ejemplares afectados por la plaga se tendrán que derribar para evitar riesgos innecesarios para la ciudadanía.
Lamentó que a estas alturas la administración local ya no pueda hacer nada para revertir la afectación originada en este tipo de planta que antiguamente adornaba las calles, pero que hoy está muerta, “lo mismo en áreas públicas que en jardines particulares”.
El edil sostuvo que recientemente el propio secretario del Medio Ambiente en el estado, Benjamín Rico Moreno, estuvo de visita en el municipio para supervisar los trabajos realizados para atacar este tema, así como las acciones para la futura sustitución de ejemplares infectados.
Reconoció que, con los ejemplares muertos no sólo es el impacto visual el que se sufre sino también el ambiental, e invitó al ciudadano y aún a las propias autoridades a hacer consciencia de la situación medioambiental que se suscita en la zona, porque por ejemplo, el picudo es una plaga que nunca se había tenido.
A mediados de julio pasado, la dirección de Protección Ambiental del ayuntamiento, habló de la existencia de una vacuna para salvar a las palmeras, la cual nunca fue adquirida por parte de la alcaldía, pese a que la diputada federal Gloria Romero León, ofreció la gestión de recursos para su adquisición, Hubo desinterés.