Después de dos años de estar inactiva, por su embarazo y por la pandemia, Pilar Olvera Suárez regresó a un evento oficial por la puerta grande, al conquistar una plata en el nacional Tomoyoshi Yamaguchi, aunque no se ha decidido en un retorno formal.
Pili ha sido sin duda, un prospecto con un futuro enorme en el judo del país, pero por las circunstancias mencionadas, lo complicado que le ha resultado, y la falta de recursos, no puede tomar una decisión definitiva.
Sin lamentarse de su separación necesaria en este deporte, pero con la reflexión de una persona madura, pese a su corta edad, Pili aseguró que “casi dos años estuve sin entrenar, en la técnica no me costó trabajo, en lo físico perdí músculo, no tenía la misma fuerza, me fui en 57 kilos y regresé a competir en 48 kilogramos, baje de peso”.
Al mismo tiempo confió que “ya conocía contra las competidoras a las que enfrentaría, me tenía confianza yo, mi mamá, mis compañeros y solo fue cuestión de entrenar, ya no estoy en edad de ir a Cali, a mí no me toca nada, se están enfocando en selección”.
Sobre su continuidad, la judoca fue tajante: “Estoy pensando y organizando mi vida, qué es lo que quiero y cómo lo voy a hacer, venia el Open en Guadalajara, pero no voy, porque el INHIDE nos apoya con hospedaje, alimentación, así que a mí me toca el transporte, pruebas PCR, acreditación y parches y es dinero que no tengo”.
También reconoció su apoyo a su hermana Luz: Mi tiempo, solo entrenamos en la mañana, le empecé a ayudar a Luz, en la mañana me ayuda mi mamá a cuidar a mi bebé, cuando regreso estoy todo el tiempo con ella, y cuando duerme o juega yo hago mi tarea”.