Por Rogelio Hernández López
Por lo menos desde 1999 comenzaron a hacerse diagnósticos sobre la situación de las y los periodistas
mexicanos*. Se cuentan por decenas. La mayoría han probado que esta es una de las profesiones con más
vulnerabilidades y eso, se ha repetido tanto que ya no es noticia. Mucha gente que lea esto comentará lo
mismo que decimos entre reporteros en los intercambios de información: “dime algo nuevo que no sepamos,
para ubicar cuál es la nota”.
Algo de lo más nuevo es que la oficina en México de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ya puso a disposición publica cuatro documentos que
actualizan datos del entorno mediático en México (https://es.unesco.org/idmenmexico/encuestas) y de ellos
sobresale que, a pesar de todos los diagnósticos producidos en 33 años, muy pocos problemas de las y los
periodistas mexicanos han mejorado y que, en sentido contrario, han ido empeorando su seguridad para
ejercer, el desempleo, los ingresos y prestaciones laborales.
Quien se asome a esos diagnósticos generales más recientes de la UNESCO podría concluir con el mismo
verbo transitivo y malsonante que aparece entre quienes monitorean el periodismo y a sus trabajadores
profesionales. “Cada día las y los periodistas mexicanos están más jodidos”. Y para empeorar, la mayoría de
periodistas que consultó la UNESCO percibe que se extendieron los estigmas y, por consecuencia, disminuyó
más la aceptación social a su profesión.
El eufemismo de ser “independiente”
Para dos estudios sobre la percepción de las y los periodistas de México en el ejercicio de su labor los
expertos de la UNESCO en México se apoyaron en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la
Universidad Autónoma de Nuevo León; para su Encuesta nacional sobre confianza y percepción de los
medios de comunicación recibieron el apoyo de la empresa internacional IPSOS y para su Encuesta sobre
oportunidades de capacitación profesional en comunicación y periodismo la ayuda y aplicación fue del
Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC).
Como esos cuatro estudios se realizaron entre agosto de 2020 y los primeros meses de 2021, en ninguno se
pudo conseguir datos sobre la cantidad de periodistas ni de los que contaban con un empleo fijo. Por tanto,
tampoco pudieron consignar que en cuatro semestres de la pandemia (de mayo de 2020 a junio de 2022) las y
los periodistas activos perdieron 8.34 por ciento de sus empleos formales, eso sin contar los que se perdieron
en los ajustes de dos sexenios antes.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de 2020, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI) indicó que había entonces 44 mil 364 personas ocupadas como periodistas. Y en la de
2022 resultaron un poco más de 41 mil empleados formalmente, pero 7 mil de ellos no tenían afiliación
obligatoria al Seguro Social.
Y peor aún, alrededor de 3 mil 700 cesados en ese periodo se adicionaron a quienes antes ya habían perdido
sus empleos para sumar alrededor de 6 mil. La mayoría de estos dicen que trabajan por cuenta propia o como
independientes. Entre reporteros se usa el anglicismo Free Lance, un eufemismo para disimular que el
termino económico es subempleado.
Percepciones de periodistas
El trabajo conjunto de la UNESCO y los especialistas de la Universidad de Nuevo León obtuvo opiniones de
periodistas en cinco grupos focales para explicaciones extensas y por separado se encuestaron a 569 en 20
entidades de la república.
Los resultados se conjuntaron en rubros generales y sobresalen los siguientes datos:
En lo laboral. De forma unánime las y los reporteros consideraron que la precariedad es la característica
esencial cuando se habla de la situación laboral de las y los periodistas en México y que la situación ha
empeorado con la crisis económica por la que atraviesan los medios de comunicación.
El 78.7 por ciento de las y los reporteros considera que los salarios son bajos, así como las prestaciones,
además de que hay incertidumbre debido a la escasez económica que padecen.
53 por ciento Realiza alguna otra actividad remunerada además del periodismo.
6 de cada 10 colabora en más de un medio de comunicación.
7 de cada 10 no pertenece a ninguna asociación de promoción y defensa del periodismo.
Las y los reporteros tienen que buscar otros trabajos, algunos han laborado hasta para cinco corresponsalías al
mismo tiempo para tener ingresos que les permitan sobrevivir.
La autocensura, la corrupción y la dependencia de la publicidad oficial limitan el ejercicio del periodismo.
Más de la mitad (56.2 por ciento) de las y los reporteros dice estar muy de acuerdo en que se autocensuran
por temor a castigos, hostigamiento o ataques.
• Otro dato importante es que un 41.1 por ciento está muy en desacuerdo en que el ejercicio periodístico esté
libre de corrupción, y un 41.8 por ciento dice estar algo en desacuerdo
De los riesgos. El 70.8 por ciento de las y los periodistas piensan que su labor se ejerce con riesgo de
violencia hacia ellos y un 25.8 por ciento cree que con algo de riesgo.
“Aunque no es lo único, el crimen organizado sigue siendo una de las grandes amenazas para las y los
periodistas. El 63.3 por ciento cree que la violencia por estos grupos delictivos es muy frecuente y un 30.6
piensa que es algo frecuente.
99.5% considera que las y los periodistas en México sufren espionaje
96.7% de las y los periodistas considera que el periodismo se ejerce con riesgo
94.0% está de acuerdo con que las y los periodistas sufren violencia por parte del crimen organizado
91.0% considera que las y los periodistas sufren violencia de parte de funcionarios de nivel federal y/o estatal
“Cabe señalar, que la investigación cualitativa arrojó que las y los periodistas padecen también violencia por
parte de la ciudadanía, que los agreden de forma verbal en redes sociales, además de verbal y física en las
calles (esta última se acentuó durante la pandemia de Covid 19).”
Las mujeres periodistas. Más de la mitad de las y los reporteros asegura que existe discriminación en el
ejercicio periodístico contra las mujeres solo por el hecho de ser mujer (52.5 por ciento) y un 32.3 por ciento
que existe con algo de frecuencia.
La desconfianza es generalizada. Casi la mitad de las y los encuestados (45 por ciento) dijo tener confianza
cero en el Ministerio Público y solo un muy escaso 0.2 por ciento manifestó tener mucha confianza en él.
Más de la mitad asegura confiar poco o nada en el mecanismo de protección (37.8 por ciento confía poco y
18.8 por ciento no confía nada), mientras que un 46 por ciento confía poco en la fiscalía y un 24.3 por ciento
no confía nada en ella.
Perciben ser estigmatizados
Aunque el Presidente de la República desmiente, refuta o señala malas prácticas de medios y periodistas en
específico se ha extendido la percepción de que los estigmas afectan a todas y todos los que ejercen el
periodismo. Las y los periodistas consultados para los estudios de la UNESCO lo reflejan. En los resultados
se asienta que:
“El presidente recibe una muy mala calificación de las y los periodistas. Solo un 9 por ciento asegura confiar
mucho en el mandatario, frente a un 29.9 por ciento que dice tenerle nula confianza.
“ En la investigación cualitativa en los grupos focales, las y los reporteros indicaron que el titular del
Ejecutivo se ha dedicado a atacarlos durante sus ruedas de prensa y lo señalan como responsable de
acrecentar la crisis de credibilidad por la que atraviesan los medios de comunicación.
“Las y los reporteros sienten que con el actual gobierno han aumentado también los ataques de la sociedad
contra periodistas.”
Y su percepción de la extensión del estigma y la desconfianza ciudadana en los periodistas parece
confirmarse en la encuesta nacional sobre confianza y percepción de los medios de comunicación realizada
entre 1,012 pobladores urbanos (808) y rurales (204).
“En los tres años recientes (2018-2020) no han modificado su mala opinión de las y los periodistas el 33 por
ciento de los encuestados.
“En contraste, en el mismo lapso “son los medios de comunicación (en general) los que han ganado mayor
confianza, por lo contrario, 4 de cada 10 entrevistados confían menos en las redes sociales”.
Y para mayor contraste la encuesta entre población abierta reveló
una paradoja:
“el 80% de los entrevistados están de acuerdo con que los
periodistas brindan información útil y que hacen su trabajo para
informar. El 50% considera que son víctimas de violencia.
Y más aún, “6 de cada 10 personas están de acuerdo con que las y
los periodistas dicen la verdad y brindan información imparcial;
(pero) la misma proporción los consideran corruptos.”
Precariedad, violencia, desempleo aumentaron y más también las etiquetas negativas que propician maltrato
político y social.
Esos son los datos recientes que reconfirma una de las oficinas en México de la Organización de las Naciones
Unidas.
Los expertos de la Universidad Autónoma de Nuevo León insisten en que a pesar de los muchos diagnósticos
poco ha cambiado para bien de las y los periodistas mexicanos y recomiendan buscar un mecanismo plural de
observación y participación de los diferentes actores implicados que conjugue compromisos,
responsabilidades y acciones concretas para generar estrategias de incidencia multisectorial. / Mirada de
reportero.
- En ese año apareció, como pionero el ensayo Sólo para Periodistas; manual de supervivencia en los medios
mexicanos. Editorial Grijalbo.