Por Andrés A. Solis*
Hace unos cuatro mil años se tuvo registro de las primeras acciones de espionaje entre los
Asirios y Babilonios en Medio Oriente y también entre Egipcios, como una manera de saber las
intenciones y planes militares de los enemigos.
En su libro “El arte de la guerra”, escrito por el año 450 antes de la Era Común, el general chino
Sun Tzu escribió “Las operaciones secretas son esenciales en la guerra; el ejército confía en
ellas para efectuar cualquier movimiento”.
Su Tzu calificaba el espionaje como “divina manipulación de las amenazas” y destacaba que el
dinero destinado al espionaje era un dinero bien invertido.
Juan Carlos Cairo y Luis León Sainez, militares argentinos expertos en Inteligencia, afirman
que “en la actualidad las actividades de inteligencia no sólo comprenden la reunión o
recolección y análisis de la información y su transformación en inteligencia (producto), sino
también las actividades de contrainteligencia y las operaciones especiales de inteligencia a
cargo de unidades especiales”. (CAIRO Y SANIEZ, “Manual de Inteligencia Criminal”, Ed.
Seguridad y Defensa, Buenos Aires, Argentina 2005)
Lo que explican estos especialistas y otros más, es que el Espionaje es la labor de recolección
de información, que luego se almacena, procesa, analiza y se transforma en producto y ese
proceso se llama Inteligencia, de tal manera que hablamos de una misma actividad de tener
información sobre lo que hacen los enemigos, contrarios o adversarios.
El espionaje y la inteligencia no pueden disociarse, son parte del mismo proceso y hasta los
gobiernos más democráticos hacen uso del espionaje como una forma de garantizar su
estabilidad y la seguridad del Estado y la población. En nuestro país está reglamentado en la
Ley de Seguridad Nacional.
Sin embargo, esta actividad se ha usado para otros fines.
Pasa en los deportes, como cuando la Liga Nacional de Futbol (NFL) demostró que el equipo
Patriotas de Nueva Inglaterra colocaba cámaras y micrófonos en los vestidores de sus
oponentes y ni así les quitaron el título de campeones.
Pasa en las empresas cuando las marcas sobornan a empleados o empleadas de la
competencia para que les informen sobre avances, nuevos productos o fórmulas innovadoras.
Los regímenes totalitarios han utilizado el espionaje para atentar contra las libertades y los
derechos de las personas. Los gobiernos priístas fueron maestros del espionaje y acoso de sus
enemigos, incluyendo a periodistas. En marzo del año 2000, un equipo de periodistas de
TO2.com (el primer diario nativo digital en México), publicó más de 120 documentos de la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que daban cuenta de actividades de periodistas y
personajes de la oposición (incluido un personaje llamado Andrés Manuel López Obrador).
Los gobiernos del PAN mantuvieron las acciones de espionaje a periodistas y activistas, que se
robusteció durante el gobierno de Enrique Peña Nieto con el uso de tecnologías informáticas y
programas espía. Pegasus es sólo un ejemplo, que se materializó con el famoso “Guacamaya
Leaks”.
Cuando el presidente dice que su gobierno no espía, sino que hace inteligencia, sólo nos
puede hacer pensar que:
O nadie le ha explicado cómo se realizan las labores de Inteligencia o se mantiene en crear
frases diseñadas para que su feligresía le crea la mentira. En todo caso, los hechos
demuestran que el Ejército al que tanto apapacha y con el que es condescendiente en exceso,
sigue espiando a periodistas y activistas y la información que recaban no sabemos para qué la
utilizan.
*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas
prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy”
que se transmite los martes a las 13:00 hrs., por Radio Educación.