Jesús Sánchez
A ver a ver, no es por intrigar, pero la consulta popular del próximo 1 de
agosto está condenada a perderse en los laberintos de lo ambiguo, lo
tendencioso y a ser usado como un recurso de propaganda política.
Y por qué esta sombría conclusión, pues porque no se necesita ninguna
consulta para enjuiciar a los expresidentes, por una simple razón, la
justicia no se consulta, así en negritas.
De los muchos análisis especializados sobre el tema del juicio a los ex
presidentes de la República, nos quedamos con las consideraciones del ex
ministro de la Suprema Corte, José Ramón Cossío (La Silla Roja, El
Financiero 20-09-20), quien sostiene que la principal motivación de este
ejercicio es “político, netamente populista”.
Las leyes mexicanas son claras, los expresidentes son como cualquier
ciudadano y en caso de que exista la presunción de que cometieron algún
delito, antes, durante y después de sus respectivas gestiones, se les debería
iniciar juicio penal de inmediato.
Por lo tanto, una consulta como la que tenemos enfrente, citamos a Cossío, es
“innecesaria”.
El INE cumplirá con la obligación de organizar estas elecciones, en las peores
condiciones, a dos meses de las votaciones concurrentes más grandes en la
historia reciente del país y con recortes presupuestales atribuibles a la
animadversión del poder Ejecutivo por esa institución.
Y del costo, ni hablar, primero estimaron un gasto de mil 500 millones de
pesos, luego lo bajaron a 890 y ahora costará no menos de 500 millones. Lo
aprueba el Congreso y no le dan presupuesto al INE.
En medio de la crisis sanitaria y económica más profunda de los últimos años,
no falta el entretenimiento aderezado con doble dosis de polarización social.
Se promueve un juicio en el que no se sabe de qué los van a acusar pero hay
que exhibirlos como en la época de la Santa Inquisición, pasearlos con su
sambenito.
Un camino directo de la justicia es que el gobierno federal actúe si conoce de
delitos cometidos por los expresidentes o por cualquier funcionario público.
Lo puede hacer pero no se atreve. Ahí tienen el caso Lozoya y ni una
denuncia en contra de EPN, ¿ton´s?
Y ojo, existe el riesgo de que no existan votos suficientes para que en caso de
que el resultado sea SI, pueda ser vinculante.
Porque de acuerdo con la legislación, por cierto, publicada en el #DOF apenas
el pasado jueves 17 de junio, 40 días antes de la consulta, para vincular la
consulta al inicio de un juicio, se requiere del 40 por ciento de los votos de la
lista de electores, algo así como 36 millones de votos.
De no cumplirse con este requisito, nada obliga a las autoridades a atender el
resultado.
Más ambiguo, imposible
#YaSabenQuién ya adelantó que votará por el NO. Como que se quiere ver
magnánimo. ¿Quién ofreció llevar a los expresidentes a juicio como promesa
de campaña?
Un tuit del vocero presidencial señaló que en este ejercicio de participación
“se determinará si se inicia o no una investigación contra expresidentes de la
República, y en caso de hallar pruebas, mandarlos a juicio”. O sea que apenas
van a ver.
Y para colmo, la pregunta replanteada por la Corte y que se someterá a la
consideración de los electores es tan confusa como el resultado.
Luis Carlos Ugalde, director de Integralia Consultores, escribió por allá del
2014 que la consulta popular podría ser una figura relevante para la
participación informada de la sociedad en asuntos públicos; pero las
iniciativas no son ciudadanas sino propuestas de partidos.
La otra consulta
Hay que ir con cuidado para no trastocar la esencia de la consulta popular,
dicen los estudiosos, pero esto no acaba, para marzo de 2022 estamos
emplazados a otra consulta más surrealista y ambigua que la primera, la
revocación o no del mandato del presidente López Obrador.
La reflexión es simple, si 30 millones de mexicanos votaron porque AMLO
ejerciera el cargo de presidente por seis años, por qué pedirle que se vaya
antes.
Los mal pensados dicen que esto plan con maña. Pues qué tal que sus fans le
supliquen que no se jubile en 2024 y se quede hasta el 2026. ¿Y cómo decirle
no al pueblo? Ajá.
En este caso también aplica la conclusión: Ni SÍ ni NO.
Columnómetro de Aquiles Baeza.
1.- Ya salió el peine. Manuel Espino Barrientos, el ex dirigente nacional del
PAN, está apuntadísimo para buscar la candidatura para la gubernatura de
Durango en 2022. Espino justificó su decisión de renunciar a las filas del
panismo para irse al lado oscuro por el pleito eterno con Felipe Calderón.
“Yo no me descarto para ir al cielo, menos para ser gobernador”, dice jocoso,
quien competirá por una plaza donde el PAN sigue siendo el favorito.
2.- Lo dicho, cayó 32 por ciento el ritmo de la vacunación después de las
elecciones del 6 de junio (Reforma 20-06-21)). ¿Para qué las guardan?
3.- Innovación y desarrollo.
El embajador de la Unión Europea en México, Gautier Mignot, uno de los
mejores aliados de nuestro país, pues tiene claro que México no puede
posicionarse con éxito en el mercado mundial simplemente como un país de
maquila, dejando la innovación a otros en la cadena de valor.
El diplomático estuvo en Guanajuato donde coincidió con el gobernador
Diego Sinhue Rodríguez, en que para construir otros caminos para el
desarrollo, se requiere de políticas públicas que promuevan la innovación, el
emprendimiento, la educación y la economía digital.
4.- Una buena noticia. Las empresas biofarmacéuticas BlueRock Therapeutics
y Asklepios BioPharmaceutical Inc., subsidiarias de Bayer, avanzan en el
desarrollo de dos ensayos clínicos de tipo celular y genético que permitirán
mejorar la calidad de vida de pacientes con la enfermedad de Parkinson. Por
primera vez sería posible detener esa enfermedad degenerativa, declaró
Wolfram Carius, Head de Terapia Celular y Génica de Bayer.