Clasificar y recobrar el protagonismo será la misión de los Tuzos en 2020, con un proyecto en el que la directiva pretende recobrar el hambre de triunfo del plantel blanquiazul.
El Pachuca vivirá el último año de la década con la ilusión de revivir viejas glorias, ya que, el equipo está lejos de las glorias que alcanzaron hace algunos ayeres, esta solo suma cuatro finales, dos de liga, una de copa y una de Concachampions, con dos títulos.
Jesús Martínez y compañía echarán atrás el modelo de inversión al plantel, cuyas máximas adquisiciones fueron el chileno Víctor Dávila y el colombiano Duvier Riascos, por quienes desembolsaron 12 y 8 millones de dólares, respectivamente.
Para este semestre hay pocos movimientos del equipo; además, las únicas incorporaciones que suman, llegaron como agentes libres: el turco Colin Kazim-Richards y el uruguayo Cristian Suárez, con la posibilidad de sumar un tercer en las mismas condiciones.
El cuadro hidalguense viene de un año agridulce, donde en el primer semestre rompió una racha de cuatro torneos sin clasificar; sin embargo, en el segundo se quedó al margen con una de las nóminas más altas en su historia.
En lo grupal, todo el plantel debe unir sinergia para pelear los primeros planos, luego de dos semestres de irregularidad, en la que en las últimas jornadas llegaron dependiendo de otros resultados para avanzar.
En lo individual, destaca el caso de Franco Jara, quien, en caso de continuar en la Bella Airosa, tratará de convertirse, ahora sí, en el máximo goleador en la historia del Pachuca, ya que solo cinco goles lo separan de Alfredo Castillo (80).
Asimismo, Erick Aguirre y Pablo López tratarán de tener un buen torneo para ganarse su llamado a la selección olímpica, que primero disputará el boleto a Tokio en Guadalajara.
Finalmente, Jorge Hernández, el jugador más longevo del plantel, disputarán su décimo sexto torneo con los Tuzos; luego de su llegada en el Apertura 2012.