Miguel Á. Martínez. Tula de Allende.- Trabajadores que laboran en la construcción del tramo 4 del tren México–Querétaro, en la zona limítrofe entre Zaragoza y Bomintzhá, denunciaron que elementos del Ejército Mexicano encargados de la obra los obligan a excavar en un área donde existen ductos de Pemex, sin capacitación previa ni seguridad social.
Los obreros señalaron que la situación representa un riesgo inminente para su integridad física e incluso para su vida. Indicaron que, ante accidentes laborales, en lugar de ser canalizados al IMSS son enviados a médicos particulares, pese a que los servicios del instituto cuentan con mayor capacidad de atención.
Desde esta semana, explicaron, fueron trasladados a una franja donde se localizan dos ductos de Pemex, uno de gasolina y otro de gas natural. Ahí les ordenaron cavar con zapapico y otras herramientas manuales para habilitar nueva infraestructura ferroviaria.
Los inconformes temen que por accidente puedan perforar un ducto y que la fricción provoque una explosión. También denunciaron la falta de supervisión profesional; en tres días de labores solo se presentó una camioneta de Seguridad Física de Pemex, cuyo personal, afirmaron, se deslindó de cualquier responsabilidad.
A esto se suma que, al llegar al área de ductos, militares les retiran sus teléfonos celulares para impedir que tomen fotos o documenten las condiciones de trabajo. Únicamente el cabo a cargo y un biólogo que acompaña a la cuadrilla pueden conservar sus dispositivos.
Finalmente, los obreros resaltaron que estas condiciones se suman a un patrón generalizado dentro de la obra federal: discriminación laboral, humillaciones y actos de racismo.
