Ixmiquilpan.- A un mes y días de concluir su ejercicio como presidente municipal, Pascual Charrez Pedraza ahora sí apuró el comienzo de algunas obras públicas, en diferentes comunidades y barrios, luego de seguidas manifestaciones de protesta en su contra, por incumplimientos de todo tipo ante a diversos poblados ixmiquilpenses.
Por mencionar, este miércoles acudió el alcalde al barrio de La Media Luna, donde realizó un amplio despliegue de funcionarios de la alcaldía, tan sólo para hacer oficial el inicio de una pavimentación hidráulica, que no abarcará más de 200 metros lineales, en la calle Francisco Zarco; la obra había sido gestionada desde el 2019 por los vecinos.
Horas antes acudió a la comunidad de La Palma, a fin de dar el banderazo de inicio para la obra de rehabilitación del pozo agua de potable, que ha sido uno de los servicios básicos más exigidos por la población, lo cual se reflejó en reciente manifestación de protesta, emprendida por los habitantes de siete comunidades de la zona norte.
En esa zona, precisamente en la colonia Las Manzanas, de la comunidad de La Pechuga, Pascual Charrez apenas ordenó el levantamiento de un muro de contención, mientras que en la colonia Independencia, del poblado de Julián Villagrán, autorizó el seguimiento de la segunda etapa de la construcción de un techado de usos múltiples.
Por otro lado, en el barrio de El Oro, el munícipe dio respuesta favorable a la segunda etapa del equipamiento de tomas domiciliarias, en la red general de agua potable; no obstante, a los habitantes de ese mismo vecindario, no cumplió con la promesa de dar seguimiento a las gestiones para reubicar y construir una nueva terminal de autobuses.
Entre tanto, en todo lo que abarca el Centro Histórico de la cabecera municipal, Pascual Charrez siguió sin emprender una obra pública importante, hasta la fecha; por esta razón, no se descarta una próxima movilización de protesta, por parte de avecindados, a los que a lo largo de la actual administración se les negó la petición de constituir la delegación centro.
Por Arturo G. Alanis