En la edición 2702 del 18 de abril de 2018, vía libre en su edición impresa Meridiano VL y en su portal diariovialibre.com.mx publicó la columna Deslinde, con la historia sobre como el Clan Sosa que controla a la UAEH desplazó al auténtico morenismo de Hidalgo y se apoderó de tres diputaciones federales y nueve locales; tema que cobra vigencia ante los últimos acontecimientos y versiones de que esas posiciones fueron compradas.
Alberto Witvrun.-El encuentro del 17 de febrero de Andrés Manuel López Obrador con la estructura en Hidalgo de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tuvo como propósito tenderle una emboscada política para presentarle el “espejismo” electoral de Gerardo Sosa Castelán y convencerle de entregarle el partido; donde muertos heridos y desplazados fueron fundadores y verdaderos militantes.
La historia: durante 2017 Gerardo Sosa Castelán buscó a Yeidckol Polevnsky Gurwitz hasta que Alejandro Olvera Mota le comentó que estableció contacto con Roberto Esparza a quien conoció en el perredismo y es cercano a la presidenta de Morena; quien en noviembre finalmente aceptó recibir al jefe del clan que controla a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) desde 1982.
En esa reunión estuvo presente Gabriel García Hernández secretario de Organización del comité nacional, quien fue encargado de continuar el dialogo con Sosa Castelán, que semanas después en Pachuca le ofreció una comida como en los viejos tiempos priistas, esta vez en El Socavón restaurante del Club Universitario antes Club de Tenis de la Real del Monte (CRDyP).
Corrieron viandas y vino generosamente, no había que escatimar, Gerardo Sosa ofreció “Lana y estructura” y se propuso para encabezar la primera fórmula al Senado; demasiado tarde, se había definido para mujer: Angélica García Arrieta y el propietario de la segunda fórmula, Julio Menchaca Salazar ya había sido presentado por López Obrador, sin embargo insistió.
Trató de convencer a Julio Menchaca de pelear por la primera fórmula con el compromiso de hacerlo su suplente; la respuesta fue negativa a pesar de los esfuerzos de Gabriel García; así que cambio de su oferta y renuncia al Revolucionario Institucional (PRI) le otorgaron tres candidaturas de mayoría a diputados federales y, ya convencido López Obrador “la cuchara grande” para servirse en la candidaturas a diputados locales que al final fueron nueve.
Las negociaciones con el Clan Universitario “Lana y estructura” siguieron en la Ciudad de México sin considerar a la dirigencia estatal y menos al Consejo Político que fueron los últimos en enterarse de lo resuelto por la Comisión Nacional de Elecciones, que no respeto acuerdo del mismo candidato presidencial con personajes comprometidos con el proyecto como Nabor Rojas Mancera, que fue desplazado por Humberto Veras Godoy.
La trampa montada por Yeidckol, Gerardo y Gabriel, para Andrés Manuel López Obrador, fue tendida el 16 de febrero en otra reunión en El Socavón, donde se acordó mover la reunión del tabasqueño con la estructura de los salones Macro y al Ceuni, para meterlo en terreno universitario, mostrarle su organización y control sobre la comunidad universitaria y convencerlo de aprobar las candidaturas a diputados locales, solicitadas.
La señal de que la estructura original sería desplazada por el Clan Sosa, se dio cuando consejeros y el dirigente Abraham Mendoza, vieron salir de seminarios rumbo al salón de eventos a Gerardo Sosa y Gabriel García; todo bajo el “espejismo” de que tiene 55 mil universitarios, que por cierto la mayoría no vota porque son preparatorianos menores de edad y los de licenciatura ni todos votan ni están sometidos al grupo de negro historial.
El golpe se concretó el 15 de abril, fueron 9 las candidaturas otorgadas al Clan Sosa; mientras Alejandro Olvera, sobreviviente de la rebelión encabezada por Alejandro Rosas García, que causo la desaparición de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUH), tuvo premio: su esposa Roxana Montealegre a la que Gerardo Sosa hizo regidora en Pachuca por Acción Nacional (PAN) fue postulada por el Distrito VII.
Ante la indignación de consejeros y personajes progresistas, habrá que esperar hasta donde prosperan las impugnaciones que los verdaderos morenistas interpondrán para hacer respetar sus derechos políticos ante los tribunales, y de no tener resultados positivos, nadie puede decir cuál será el desenlace, por lo pronto la imagen de López Obrador, queda en entredicho entre los que en Hidalgo le apostaron desde el inicio a su proyecto en Hidalgo.